Primera gran cita internacional tras más de un año de pandemia para Rania de Jordania, quien hace solo unas horas se encontró cara a cara con otra de las mujeres más poderosas del mundo, la Primera Dama de Estados Unidos, Jill Biden, en la Casa Blanca. La soberana hachemita eligió para esta cita un vestido de color rojo, el gran fetiche de nuestra Reina Letizia para pisar fuerte. Rania desde luego que lo ha hecho.
"Ha sido encantador encontrarse con la Primera Dama Jill Biden en la Casa Blanca. ¡Su entusiasmo, calidez y compasión son un placer de contemplar!", ha escrito Rania en su perfil de Instagram.
Acompañando este mensaje hay varias fotografías que dan testimonio de esta cita, a la que Rania ha acudido en solitario y en la que ambas habrán contrastado sus inquietudes sociales, muchas de ellas relacionadas con la educación fememina en las zonas más desfavorecidas. No obstante, Rania ha viajado acompañada por su marido, el rey Abdullah de Jordania, y su hijo mayor y heredero, el príncipe Hussein, quienes han mantenido una encuentro paralelo con el presidente de Estados Unidos, Jo Biden.
Rania estaba espléndida con un vestido midi de tipo camisero de manga larga y ceñido con un cinturón ancho de piel, junto a un original collar. Un estilo que casa a la perfección con sus costumbres, aunando siempre la modernidad occidental con toques de su cultura. Este es de la firma libanesa Bazaza.
Aunque suele apostar por las grandes marcas del lujo internacional, cada vez es más frecuente que Rania luzca con orgullo el tradicional caftán árabe de su región. La melena suelta y poco más para acaparar titulares sobre elegancia. Enamorada de su esposo y madre de cuatro hijos, el 31 de agosto Rania de Jordania cumplirá 51 años y sigue copando las listas de las más bellas del mundo.
Este encuentro supone cierta recuperación de la normalidad en su agenda internacional. Hay que recordar también que en los últimos meses Jordania ha vivido la convulsión por la supuesta trama para derrocar al rey Abdullah, entre cuyos 'traidores' figuraba su propio hermano, el príncipe Hamzah. Este llegó a denunciar en un vídeo estar detenido, pero unos días después mostró su apoyo al monarca y este le perdonó, aunque aún está pendiente de resolverse el caso en un macrojuicio. Ahora parece que las aguas han vuelto a su cauce y Rania continúa su labor como inmejorable embajadora de su país.