Excelentes noticias para la princesa Charlène, quien tras permanecer seis meses 'varada' en Sudáfrica a causa de una grave infección de nariz, garganta y oídos, al fin los médicos le han dado luz verde para emprender el regreso a casa y reunirse con los suyos. Anoche mismo, según ha publicado el diario alemán Bild, la esposa del Alberto cogía un vuelo hacia Niza.
Y esta misma mañana al fin se ha reunido con el príncipe y sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, momento que el Palacio Grimaldi ha querido compartir después de atravesar el periodo más difícil de su vida.
Charlène subió a un avión privado facilitado por Palacio Grimaldi en la ciudad de Durban, hacia las 10 de la pasada noche. Tras un largo viaje nocturno, la princesa ha aterrizado en el aeropuerto de Niza sobre las 8:30 de esta mañana de lunes. Desde ahí la princesa ha tomado el helicóptero hasta Montecarlo, donde la esperaban su marido y sus hijos.
A su llegada, a pie de escalerilla, el príncipe Alberto y sus hijos, de seis años, la han recibido con un gigantesco ramo de flores, dándole la bienvenida más cariñosa del mundo. Charlène, de 43 años, llevaba un abrigo negro sobre un vestido de punto beis y botas, con su mascarilla puesta, el pelo con flequillo algo más largo y mostrando aún una llamativa delgadez.
El diario francés Nice Matin ha publicado la primera imagen ya en el Palacio Grimaldi, la más esperada, del emocionante reencuentro con su familia.
La emoción de todos se sentía a flor de piel, y es que no se veían en persona desde el pasado agosto. La larga odisea provocada por la enfermedad de la princesa, quien ha tenido que ser intervenida en el quirófano hasta en tres ocasiones a consecuencia de una grave infección otorrinolaringológica, le ha impedido viajar en avión, pues la presión hubiera sido peligrosa para ella. Eso ha implicado el doble dolor de la separación de sus seres queridos.
NUEVO PERRO EN LA FAMILIA
Poco después, el Principado publicaba las fotos de su llegada al Palacio Grimaldi en Montecarlo y el reencuentro lleno de "alegría y emoción". Charlène ha aparecido con otra sorpresa más: un nuevo perro para la familia. Un Rhodesian Ridgeback llamado Khan, que se ha traído de África después de que el pasado octubre fuera atropellada su perrita chihuahua. Ni qué decir tiene que Jacques y Gabriella se han vuelto locos con él.
Charlène, más relajada, saludaba a las cámaras, mientras sus hijos (ataviados con el uniforme del colegio), revoloteaban felices a su alrededor. También Alberto sonreía más relajado. Todos han vuelto a posar juntos, abrazados, con el deseo de su reencuentro convertido en realidad.
En este recibimiento tan especial también estaba la princesa Estefanía, hermana de Alberto y cuñada de Charlène, quien se ha cortado el pelo y estaba casi irreconocible. Su presencia en este momento denota la relación tan cercana que mantiene con el monarca y su familia.
La larga ausencia de Charlène durante todos estos meses ha hecho que se llegue a especular incluso sobre una posible separación de la pareja. Es más, una tía del príncipe Alberto manifestó en una entrevista en una revista italiana que el "divorcio es inminente". Rápidamente el matrimonio atajó los rumores. El soberano viajó con sus hijos hasta Sudáfrica para ver y estar con Charlène en su convalecencia y allí posaron unidos, desmintiendo cualquier crisis.
Hace pocos días el príncipe Alberto confirmaba que su esposa regresaría a Mónaco a tiempo para celebrar el Día Nacional, el próximo 19 de noviembre. Y poco después añadía que también pretendía que le acompañase a su viaje oficial a Dubái, para asistir a la Expo Mundial que tiene lugar en el país árabe, el 13 de noviembre.
Ahora sabemos que ya puede ser más que una posibilidad. Con Charlène ya en casa, a tiempo de recuperar las fuerzas tras este larguísimo viaje, supondría la reaparición por todo lo alto de la princesa en la escena internacional.