A la princesa Beatriz de York se le acumula el trabajo y los problemas a dos meses de convertirse en una mujer casada. Problemas como los escándalos sexuales en los que se ha visto inmerso su padre, el príncipe Andrés, así como la salida poco amistosa del príncipe Harry y Meghan Markle de la familia real han hecho sombra a su boda con Edoardo Mapelli. No obstante, el enlace sigue en pie. Ahora bien, si tenemos en cuenta que la princesa Beatriz de York tiene una importante tarea antes de la celebración, quizá se le compliquen un poco más los planes y es que aún no conoce en persona a su futuro suegro.
La boda de la princesa Beatriz de York está lejos de ser el final de un cuento de hadas y es que el escándalo fijará el foco en algunos de sus invitados, antes incluso que ver a la novia vestida de blanco. La polémica marca el foco de atención y el perfil bajo de la princesa hace que todas las miradas estén distraídas ese día. Quizá lo más notorio más allá del vestido nupcial que elegirá para la ocasión sea el decisivo momento en el que se encuentre con el padre de su novio. Pero, ¿por qué aún no han tenido el placer de conocerse?
El padre de Edoardo Mapelli, Alessandro Mapelli, es esquiador alpino y miembro de una de las familias aristocráticas de Italia más fuertes. Sin embargo, no está todo el día entre montañas o con fiestas entre nobles italianos. De ahí que extrañe tanto el hecho de que no hayan podido hacer coincidir sus agendas y que Beatriz de York vaya a casarse sin saber cómo es su suegro o este entregar a su hijo en matrimonio sin saber cómo es la mujer.
El propio suegro de Beatriz de York ha querido explicarlo: “La última vez que vi a Edo fue el otoño pasado, justo antes del anuncio del compromiso. Edo viaja mucho y está muy ocupado con su trabajo. Todavía no conozco a Beatriz y no sé cuándo podré conocerla. Pero estoy deseando que llegue la boda”.
Ya se han ido conociendo algunos detalles de la boda de Beatriz de York y Edoardo Mapelli. Así, sabemos que el príncipe Andrés será el padrino, el encargado de acercar a la novia al altar, aunque esto conlleve algunos titulares polémicos que se alejen de la alegría que reinará en tan importante día para la familia. Por su parte, el novio ha elegido como padrino a su hijo, Wolfe, de tan solo tres años de edad. La boda será muy peculiar para tratarse de la familia real británica que, una vez más, se citarán en el Palacio de St. James, para después almorzar en los jardines de Buckingham.