Ha salido a la luz la noticia que indica que el ‘Cujo’ ha acabado a más de 2 mil metros de profundidad en la Costa Azul.
Están a punto de cumplirse 26 años de la muerte de Diana de Gales, y sin embargo, su recuerdo sigue estando más vivo que nunca entre sus seguidores. Es por ello que el naufragio del yate en el que pasó sus últimas vacaciones junto a Dodi Al-Fayed ha caído como un jarro de agua fría sobre todos ellos, ya que era uno de los pocos recuerdos de la Princesa que podían seguir viéndose sin problema.
La embarcación a motor en la que Lady Di disfrutó al máximo de su retiro estival con el que fuera su novio en agosto de 1997 ha quedado hundida en el fondo marido. El yate conocido como el ‘Cujo’, que fue propiedad del hijo de Mohamed Al-Fayed, colisionó con un objeto todavía sin identificar durante el pasado sábado, motivo por el que desaparecía bajo las aguas del Mar Mediterráneo sin dejar ni rastro. No obstante, ha podido saberse que el choque tuvo lugar muy cerca de Niza, a lo que popularmente se denomina la Costa Azul.
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En el momento del accidente, iban a bordo de la embarcación 7 personas que pudieron ser rescatadas sin sufrir ningún tipo de daño. Pero lo cierto es que el yate en el que iban no tuvo la misma suerte, ya que ha terminado arrojado a una profundidad de más de 2 mil metros. Por su parte, el capitán del ‘Cujo’ emitió una señal de socorro dirigida a las autoridades francesas en cuanto se percató de que la fuga ocasionada por la colisión estaba provocando el inminente hundimiento de la embarcación.
El ‘Cujo’, el gran protagonista del verano de 1997
Podría decirse que esta embarcación fue clave en el verano de 1997, sobre todo teniendo en cuenta que fue el último que Diana de Gales vivió justo antes de fallecer el 31 de agosto de ese mismo año. Y es que, Lady Di exprimió al máximo sus últimos días de vida con Dodi Al-Fayed, que se encargó de reacondicionar el yate para que contara con todo lujo de detalles para recibir a su novia.
La última renovación que tuvo el ‘Cujo’ fue en 2020. Era muy habitual ver este barco atracado en el puerto de St Tropez tras haber sido usado por estrellas de la talla de Clint Eastwood o Bruce Willis. Sin embargo, fue Simon Kidston quien quiso sacar el máximo partido al adquirirlo en una subasta e invertir una gran cantidad de dinero en él.