De heredero a heredero. Haakon de Noruega y su esposa, la princesa Mette-Marit, han iniciado un viaje oficial a Suecia. Los primeros en darles la bienvenida han sido sus homónimos, Victoria de Suecia y su esposo, Daniel Westling. No es la primera vez que se encuentran y, de hecho, su vida se ha desarrollado a través de un contacto más o menos frecuente. Estos son los gestos que denotan esta especial simpatía entre los 'royals' vecinos, y muy en especial la complicidad que une a las dos mujeres.
Desde el primer momento, Victoria y Daniel han ejercido como sus mejores anfitriones. Poco después de llegar, la pareja noruega era recibida en el palacio de Haga por los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, momento en el que también se les han sumado el príncipe Carlos Felipe y su esposa, la princesa Sofía.
A continuación, los dos matrimonios de herederos han visitado el prestigioso Instituto Karolinska, especializado en Medicina. Posteriormente se han trasladado a la Casa de la Cultura de Estocolmo, donde los cuatro se han mostrado muy relajados con un grupo de niños. También cuando han recibido flores a su llegada, y Mette-Marit y Victoria se miraban entre risas distendidas.
Victoria de Suecia lucía un bonito vestido con estampado geométrico de la firma Malina, mientras que Mette-Marit de Noruega optaba por otro vestido de corte primaveral de Pia Tjelta. Su abrigo también era de Malina, coincidiendo con su anfitriona.
Los príncipes noruegos estarán tres días en tierras suecas. Este viaje hubiera debido llevarse a cabo el pasado enero, pero entonces tuvo que cancelarse a causa de la sexta ola de la pandemia y el avance de la variante Ómicron. Ahora han podido retomarlo y se nota en sus gestos de alegría.
La relación entre ambas parejas no solo se ciñe a la vida oficial, pues además procuran verse fuera de los protocolos establecidos y compartir el tiempo que pueden juntos. Así sucedió el pasado verano, cuando se publicaron unas fotos de ellos y sus hijos de paseo por el bosque. Una estampa informal y relajada, en la que Victoria y Mette-Marit aparecían abrazadas, como muestra de una amistad que ha ido creciendo con los años.
Aunque a Mette-Marit le costó ser aceptada al principio en el círculo de la realeza (a causa de su condición de plebeya, por su pasado 'salvaje' y porque era madre soltera), lo cierto es que poco a poco se fue ganando a su familia política y también logró estrechar lazos con sus nuevos colegas de las distintas monarquías.
Por la cercanía entre ambos países y su edad parecida, la heredera sueca siempre fue una de las que pronto apoyaron y prestaron su cariño a la joven e inexperta Mette-Marit. Hoy, más de veinte años después, ese lazo de unión se mantiene vivo y fuerte, tal y como estamos viendo durante este viaje tan especial.