Meghan Markle ha ganado un juicio contra un medio británico y ha pedido una libra esterlina como indemnización, como ya hizo Iñaki Urdangarin cuando demandó a siete medios por publicar sus correos privados
Meghan Markle no solo ha ganado su batalla legal contra los tabloides británicos que le declararon la guerra cuando llegó a palacio y que tanto daño le hicieron mientras formaba parte de la familia real británica. La mujer del príncipe Harry no solo ha tumbado a sus enemigos en los tribunales, sino que además les ha dejado claro que su deseo no era la venganza y hacerles un agujero económico en su cuenta de resultados, sino que solo perseguía que se le reconociese el daño ocasionado y que de cara al público y al resto de medios les quedase claro que cualquier intromisión ilegítima en su derecho al honor y la intimidad será respondida con contundencia con toda la fuerza de la ley. Pero lo curioso es que ha seguido la misma estrategia legal que desplegó Iñaki Urdangarin en 2013 cuando inició acciones legales contra varios medios nacionales y también venció, llevándose con ello un euro como recompensa.
El marido de la infanta Cristina emprendió una batalla judicial contra siete medios de comunicación cuando ya se encontraba en pleno revuelo por el ‘caso Nóos’ por el que terminó cumpliendo condena en prisión. Pero este batacazo judicial llegó después. Antes vivió un triunfo cuando ganó el juicio al sentenciar el juez que efectivamente existió una “intromisión ilegítima en su intimidad personal y familiar” al publicarse unos correos privados que, entre otras cosas, dejaba al descubierto que él mismo se autodenominada “el duque em…Palma…do”. Para reparar el daño ocasionado en su imagen pública, Iñaki Urdangarin solicitaba a los siete medios demandados una indemnización simbólica de un euro y se lo llevó a casa.
La misma estrategia que ha seguido Meghan Markle en su propia cruzada contra los medios británicos, concretamente contra ‘Daily Mail’ y el grupo Associated Newspapers, y que tras su victoria ha ganado una indemnización simbólica fijada en una libra esterlina, que al cambio actual vendría a ser 1,20 euros. Una cuantía que este grupo de prensa no se ha negado a pagar como “daños simbólicos” al entender que se ha producido una “invasión de la privacidad” al publicar una carta que la duquesa de Sussex escribió a su padre, Thomas Markle, para explicarle por qué no estaba invitado a su boda, los reproches por su constante presencia en los medios y detalles cariñosos que ‘Daily Mail’ prefirió eliminar deliberadamente de sus publicaciones para subrayar más los aspectos negativos de la misiva. En sí, se trata de una manipulación que Meghan Markle trató de evitar al escribir con estrategia su carta, cortando frases a la mistad entre folio y folio y dejando referencias claras a sabiendas de que su padre la traicionaría y la misiva sería publicada en el medio que le ofreciese un pago mayor.Pero el grupo de prensa británico, uno de los más grandes, no solo deberá pagar ese 1,20 euros como condena para reparar el daño ocasionado en Meghan Markle con su intromisión ilegítima en su esfera privada, sino también deberá hacerse cargo de las costas del proceso judicial. Un montante que asciende a unos 350.000 euros. Pero en la sentencia que se acaba de hacer pública también se establece que el medio deberá indemnizar a la duquesa de Sussex con otra jugosa cuantía cuyo valor no ha sido desvelado por la “infracción de derechos de autor” por la carta. Un dinero que Meghan Markle ya ha dejado claro que será donado a una entidad benéfica que vela en contra del acoso del que ella misma ha sido víctima estos últimos años.
Un anuncio que pone fin a tres años de batalla judicial, de estrategias cruzadas y mucho dolor acumulado que Meghan Markle ha sufrido y que ha sido crucial en su deseo de dejar formar parte de la familia real británica, de vivir en Londres y de seguir siendo objetivo de las críticas de los medios que parecían descontentos con su presencia en palacio. Para la mujer del príncipe Harry esta andadura judicial no tenía una finalidad económica, como bien se ha encargado en demostrar al solicitar tan solo una libra esterlina como compensación, sino más bien una cuestión de principios. Con esta sentencia deja claro que “las victorias legales demostraron la solidez de sus argumentos” y, de paso, también sirve como aviso a futuras intromisiones a su intimidad de cuál será su respuesta inmediata.