Matilde de Bélgica cumple hoy, 20 de enero, los 50 años. Una edad redonda que supone, al igual que han hecho otras coetáneas como Máxima de Holanda, Mary de Dinamarca y Letizia de España, festejarlo a lo grande. De momento, la soberana de los belgas ha concedido su primera entrevista en televisión, donde contará con su propia voz su experiencia tras casi una década en el trono. Ella es la consorte del rey Felipe de Bélgica, la madre de sus cuatro hijos y la mujer que lo 'salvó' de un destino que parecía solitario. Sí, nos vamos a poner románticos.
Felipe era un príncipe introvertido, tímido, de pocas palabras. Al borde de los cuarenta años todavía seguía soltero y eso preocupaba en un mundo en el que se debe garantizar un heredero. A diferencia de su padre, el rey Alberto II, cuyos escarceos amorosos fuera del matrimonio con la reina Paola fueron notorios (fruto de los cuales incluso nació su hija Delphine, ahora reconocida legalmente), al príncipe no se le habían conocido novias.Para nuestro anecdotario baste recordar que en un momento se soñó con su relación con nuestra Infanta Cristina, por aquello de seguir con los lazos hispano-belgas, después de que la española Fabiola de Mora y Aragón se casase con el rey Balduino, hermano de Alberto y su antecesor. Pero aquello fue nada.
Felipe era el tío favorito de su tío Balduino, con el que compartía muchos rasgos comunes de carácter y un fuerte sentimiento religioso. Este no tuvo descendencia y veía en el a su sucesor natural. Pero el destino iba a dar un giro inesperado. En septiembre de 1999 la Casa Real anunció el compromiso del heredero con una joven llamada Matilde d'Udekem d'Acoz, una joven perteneciente a la aristocracia belga, hija de un padre barón y de una madre polaca y condesa. Ella era la mayor de cinco hermanos.
La noticia fue sorpresón, ya que no se tenía noticia de este noviazgo. La pareja lo había llevado en secreto durante tres años, tiempo suficiente para que él se diera cuenta de que Matilde reunía todas las condiciones para los retos de su futuro papel. Y además se había enamorado.Matilde se licenció en Logopedia y Psicología, con muy buenas notas. Rubia, de ojos azules, una sonrisa muy dulce y suaves maneras... Era su media naranja ideal.Solo tres meses después, el 4 de diciembre de 1999, se dieron el "sí, quiero" en la catedral de Bruselas. Las lágrimas que recorrían el rostro de la novia y sus dulces miradas encandilaron a todo el mundo. Ella tenía 26 años y él 39.Con el tiempo, la pareja tuvo cuatro hijos: la princesa Elisabeth (hoy la actual heredera), Gabriel, Emmanuel y Leonor. Han formado una familia numerosa que se muestra unida y responsable, alejada de los escándalos.
Matilde de Bélgica pasó a ser la reina consorte en julio de 2013, tras la abdicación de su suegro. Ella es la primera soberana nacida en suelo belga en toda la historia del país. Desde entonces es el mejor apoyo para su esposo en la difícil tarea de reinar y, además, posee una agenda propia marcada por las causas sociales y como embajadora de Unicef.Nunca ha dado un paso en falso. Ahora mira muy de cerca los pasos de su primogénita, futura reina de los belgas. Puede que Matilde no sea la 'royal' más carismática, pero su huella en Felipe es indeleble y el respeto de su pueblo es evidente. Los dos continúan dedicándose miradas arrobadas, caminan de la mano y se prodigan en gestos de cariño después de más de 25 años juntos. ¡Felicidades, Matilde!