No corren buenos tiempos para los padres de Kate Middleton. Carole y Michael Middleton tienen deudas económicas superiores a tres millones de libras. Su empresa, dedicada a vender suministros para fiestas, está en bancarrota y tuvo que vender parte de la empresa a otra compañía. Estos días, los dos empresarios vuelven a estar en el punto de mira puesto que se están enfrentando a una oleada de odio debido a la quiebra de su negocio.
Carole y Michael Middleton han amanecido con todo su pueblo, Bucklebury, empapelado con carteles en los que se les señala por impagos a proveedores de su empresa, Party Pieces. Según publica 'The Sun', los pósters en cuestión están llenos de odio y han sido pegados en postes de luz y árboles. Además, se ha visto al hermano de Kate Middleton, James, arrancándolos. Esto se produce después de que la empresa familiar, que vendía globos y decoraciones para fiestas infantiles, fuera vendida a principios de este año antes de que quebrase por culpa de una deuda de cerca de tres millones de libras.
El medio británico mencionado anteriormente explica que varios proveedores están muy enfurecidos porque los padres de la Princesa de Gales les siguen debiendo dinero meses después de la venta del negocio. La empresa fue fundada por los Middleton en 1987 y, entonces, vendían decoraciones para eventos infantiles a través de catálogos. Su modelo de negocio vivió una gran transformación en 1990 después de que habilitaran una página web en la que se pudieran vender sus productos. Sin embargo, la pandemia les afectó de lleno y comenzaron su particular crisis. No supieron remontar el bache y la empresa quebró.
Los padres de Kate Middleton también deben dinero a un banco
En el informe de administradores de la empresa con el que Carole y Michael Middleton presentaron a los acreedores de la empresa se dio a conocer que pidieron un préstamo de 200.000 euros a un banco durante la pandemia. También deben más de 500.000 euros a otros acreedores y 1,4 millones en otros préstamos. A pesar de que durante un extenso período de tiempo, la empresa ha funcionado de manera eficaz, tanto es así que pudieron mantener un alto tren de vida. Inscribieron a sus hijos en un colegio de élite que superaba los 48.000 euros al año y adquirir una vivienda que rebasaba los 5 millones de euros. No obstante, ahora, las cosas ya no son lo que eran. En el informe también se deja claro que es muy poco probable que haya fondos para pagar a todos los proveedores.