Carlota Casiraghi es "la definición de gracia sin presión". Así la define la revista Town&Country, para la que la bella nieta de Grace Kelly ha concedido una entrevista en la que abre su corazón sobre su filosofía de vida y la maternidad con sus dos hijos, entre otras cuestiones. Toda una ventana al corazón de una de los miembros más herméticos de la dinastía Grimaldi.
Carlota, de 36 años, aparece en la portada del número de diciembre con una pose glamourosa, vestida con un traje de Chanel (firma de la que es embajadora), saliendo de una piscina con joyas y gafas de sol. En las páginas interiores se hace una semblanza de su figura y sus planes más inmediatos. Aunque ella no suele hablar de su familia, en esta ocasión ha manifestado sentirse "preocupada" por sus hijos, Raphaël, de 8 años (fruto de su relación con Gad Elmaleh), y Balthazar, de 4 (nacido de su matrimonio con Dimitri Rassam).Sobre los desafíos de ser madre, asegura: "Es muy difícil de resumir. Pienso que cada día acarrea momentos difíciles y momentos sorprendentes. Todos los días te preocupas por tus hijos o te agotan y después atraviesas momentos en los que compartes tanto con ellos que ni siquiera cuestionas que ellos son lo más importante de tu vida. Mi día a día no es tan emocionante o diferente del de otras mamás".Carlota Casiraghi dice que a sus hijos les encantan los libros: a Raphaël los de Tintín y El Principito y al pequeño Balthazar le seducen las historias de los héroes mitológicos griegos como Zeus y Hércules.
La sobrina del príncipe Alberto no tiene el título de princesa, por decisión de su madre, Carolina de Mónaco, pero sí está en la línea de sucesión, ocupando el 11º lugar. Eso le ha permitido gozar de una mayor libertad para desarrollar su vida a su manera. La joven habla así de su madre: "Me ha inculcado que no importa lo exitosa que sea, que no importa lo bien que creas que lo has hecho, siempre tienes que mantener la exigencia. Eso es algo que tiene mi madre, ese sentido de esfuerzo y disciplina".Para Carlota Casiraghi, la discreción es inexcusable, pese a estar bajo un foco tan destacado como el Principado: "No puedes dar demasiada importancia a lo que otras personas piensen sobre ti. Si voy a un restaurante y hay gente que me mira, de alguna manera no lo veo. No porque no me dé cuenta, sino porque es algo a lo que simplemente he decidido no darle importancia. De lo contrario te asfixias".En otro aspecto más trivial, Carlota Casiraghi confiesa que guarda algunas piezas del guardarropa de su abuela, Grace Kelly, y que no tiene problema en 'asaltar' el vestidor de su madre, lleno de elegantísimas piezas de todas las épocas. Aunque para su vida diaria prefiere las camisetas, los jeans, las deportivas... "Con los niños no tengo espacio en mi mente para elegir un atuendo genial", matiza.
Tener sus propios hijos también le ha hecho sentir más empatía por el papel de su propia madre: "Por supuesto, entiendes más cosas. Cuando te conviertes en madre está el hecho de que tu madre acepte que ella no es la única en ser madre. Y eso es muy liberador. Muchas mujeres sientes que tienen el poder de dar vida y no es algo que le deban a sus madres. La relación entre madre-hija es muy compleja. Siento que incluso cuando tienes tus propios hijos, también luchas por tener tu propio espacio".
Durante el confinamiento por la pandemia, Carlota Casiraghi decidió hacer un curso de Filosofía online, que venía a complementar sus estudios universitarios en La Sorbona. Así es ella: una mujer que rompe los supuestos moldes de una realeza ociosa y frívola. "Cuando estás en el mundo académico, te juzgan por tu capacidad de pensar e investigar y no realmente por de dónde vienes", cuenta. Una vez al mes organiza los Encuentros Literarios en Montecarlo, auspiciados por Chanel para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales.