La reina Isabel II se ha mostrado algo fría a la hora de dar la enhorabuena a su nieto Harry y Meghan Markle por la llegada de su segunda hija. Un escueto mensaje que ha sido criticado por su simpleza y falta de emociones. El resto de la familia ha querido enmendar este error
La reina Isabel II está “encantada” con el nacimiento de la hija de los duques de Sussex. Se trata de su novena bisnieta y parece que la emoción le ha embargado ante su llegada, aunque de manera oficial parece haber sido algo más comedida y es que el comunicado con el que ha dado la bienvenida al nuevo miembro del clan ha sido tan escueto y discreto, que ya ha sido ampliamente criticado. La distancia entre el príncipe Harry y Meghan Markle con su familia parece ser no solo geográfica y es que desde que se instalasen al otro lado del charco, concretamente en Los Ángeles, su relación ha hecho aguas y ha copado numerosos titulares. Lo mismo que sucede ahora con el nacimiento este viernes de la pequeña Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, como así se llama la segunda hija de los duques de Sussex, que ya ocupa el octavo puesto en la línea de sucesión al trono británico.
“La reina, el príncipe de Gales, la duquesa de Cornualles y los duques de Cambridge han sido informados y están encantados con la noticia del nacimiento de la hija de los duques de Sussex”, informan de manera oficial desde el palacio de Buckingham en respuesta al nacimiento de la segunda hija del príncipe Harry y Meghan Markle. Un mensaje oficial, sin apenas referencias personales más allá de reconocer que están “encantados”, que ha dejado frío al pueblo británico. Tampoco es que esperasen un gran despliegue de emociones en tiempos de distanciamiento personal, pero la forma en la que han enumerado a los miembros de la familia real para aunar una misma emoción ha resultado ser, cuando menos, “seco”, como así destacan diversos medios británicos.
Una aparente frialdad de la reina Isabel II de Inglaterra mostrada a través de su portavoz de palacio, encargado de ofrecer su grata emoción ante la llegada de su novena bisnieta, semanas después de la muerte de su marido, el duque de Edimburgo. No se ha hecho referencia familiar alguna, no se ha mostrado un ápice de emoción por ampliar la familia o por no poder sujetar entre sus brazos a su nueva bisnieta, como sí hizo con el pequeño Archie antes de que estallase la guerra entre los duques de Sussex y el resto del clan real. Nada. Tan solo un reconocimiento general de la familia, que asegura estar “encantada” con la feliz noticia.
Tampoco se hace mención del homenaje que se le realiza a la familia en el nombre de la segunda hija del príncipe Harry y Meghan Markle. La pequeña será bautizada como Lilibet Diana Mountbatten-Windsor. Lilibet era el apelativo que la reina Isabel II recibía cuando era pequeña, mientras que Diana es un homenaje directo a la princesa Lady Di, madre de Harry y un referente para todos los británicos.
Ante la frialdad de Isabel II, el resto es más cariñosa
Tanto ha sorprendido la frialdad con la que la portavoz de la reina Isabel II a la hora de anunciar y felicitar a los duques de Sussex por su buena nueva, que el resto de la familia ha querido hablar por su cuenta. A pesar de que ya estaban incluidos en el mensaje oficial de Buckingham, todos han querido aprovechar su presencia en las redes sociales para ofrecer unas palabras más cariñosas y personales hacia el príncipe Harry, su esposa y su recién llegada hija. Así hizo el príncipe Carlos, que tuiteó sus “felicitaciones” a su hijo “por la llegada de la bebé Lilibet Diana. Les deseamos todo lo mejor en este momento especial”.
Lo mismo han hecho el príncipe Guillermo y Kate Middleton a través de su cuenta oficial de Twitter, donde subrayan estar “encantados” por ser tíos de nuevo y felicitan a Harry y su mujer por su nuevo bebé. Unos mensajes algo más directos y cercanos con los que salvan las evidentes distancias entre la familia real británica y el príncipe Harry, el cual ya no forma parte de la misma por decisión propia y con escándalos de por medio. Una ruptura familiar que ha dado mucho que hablar en la prensa internacional y que podría explicar por qué la reina Isabel II no está tan amable con su nieto, pese a que se alegre de que la vida le sonría y le bendiga ahora con una nueva hija. Una niña que lleva por nombre el suyo propio, al igual que el de la princesa Diana, pero que parece no haberle ablandado demasiado. Quizá el tiempo sane sus heridas y les acerque más.