Después de años de espaciar con cuentagotas sus apariciones públicas, Masako de Japón parece haber entrado en una etapa relajada y feliz. La futura emperatriz está francamente mejorada de su depresión y se dice que todo se debe a que su papel se ha fortalecido desde que su suegro el emperador Hirohito, haya anunciado sus deseos de abdicar. Masako se ve cerca del Trono y cuentan que hará hasta lo imposible por cambiar algunas de las rígidas normas de la corte imperial que tanto la afectaron.
A sus 53 años, Masako parece haberse librado de las presiones. Ha asumido que su única hija, Aiko, ocupa un lugar secundario en la línea sucesoria en favor de su sobrino Hisaito. Sin embargo, Masako, que renunció a su brillante carrera deplomática cuando se casó. sabe que ciertas leyes que parecían intocables, como la prevalencia del varon en la línea sucesoria, acaban derogándose y no se puede descartar que dentro de unos años su hija ocupe el bimilenario trono del Crisantemo.
En su calurosa bienvenida a los Reyes de España, Masako no perdió la sonrisa. Olvidó sus trajes oscuros, se soltó el pelo y brilló con un sastre rosa, uno de los colores estrella de la temporada, que acompañó con sus inseparables perlas, la gema por ecelencia de Japón. Una renovada y espléndida imagen que todos confian en que se mantenga con el tiempo.