La infanta Elena y la infanta Cristina no han sido menos que la reina Letizia en cuanto a joyas se refiere. Las infantas de España han tenido también el privilegio de poder lucir algunas de las coronas, tiaras y diademasde diamantes del joyero real de la corona española en momentos puntuales y eventos destacados, como en sus propias bodas o en actos oficiales de alto nivel. Desde la Tiara Prusiana que lució la infanta Elena durante su juventud, hasta la Tiara Floral de la infanta Cristina que siempre ha sido una sus piezas favoritas. Te contamos todos los detalles.
Las infantas Elena y Cristina de Borbón han formado parte de la historia de la monarquía española desde su nacimiento, y por ello, han tenido acceso a una de las colecciones de joyas más impresionantes de la realeza: el joyero real de la corona española. A lo largo de su vida, ambas han lucido espectaculares tiaras, diademas y piezas icónicas, muchas de ellas con una gran carga histórica y un valor incalculable. Estas joyas no solo han sido un reflejo de su posición y de su elegancia, sino también de la tradición, de sus antepasados y del linaje de la Casa Real española.
Una de las figuras más clásicas de la Familia Real ha sido la infanta Elena, por su estilo elegante y lleno de tradición luciendo algunas de las piezas más valiosas del joyero real. Entre ellas, destaca la Tiara Prusiana, un regalo nupcial que recibió la reina emérita doña Sofía de su madre, la reina Federica de Hannover, y que la infanta Elena ha lucido en varias ocasiones. Esta pieza fue creada por los hermanos berlineses Robert y Louis Koch cerca del 1913, está confeccionado en platino y diamantes y se divide en dos bandas: una superior con hojas de laurel y otra inferior con la greca helena de meandro, separadas por una hilera de columnas en cuyo centro parece que cuelga un diamante en movimiento en forma de lágrima.
En 1995, Elena de Borbón fue coronada en su boda con la Tiara Marichalar, elaborada por Ansorena a finales de los años veinte. Hablamos de una doble diadema de inspiración helénica con diamantes montados en platino que la lució por última vez en la boda de la princesa Victoria de Suecia y Daniel Westling en 2010. Desde entonces, Elena no ha vuelto a ser vista en público ni con diadema ni tiara. El diamante central de la alhaja se utilizó como única gema para enriquecer el anillo de pedida de la primogénita de los exreyes.
Aunque una de las piezas más especiales del joyero real es la Tiara de al Tía Pecu, la cual guarda una fascinante historia. La fabricación de esta pieza se remonta a 1889 cuando Sofía de Prusia unió su destino al del rey Constantino I de Grecia, y él decidió regalársela como regalo de bodas. Desde entonces, la pieza ha ido pasando de generación en generación y de familia en familia, llegando a manos del rey emérito quien se la regaló a doña Sofía. Ella la lució una única vez durante una merienda con la reina Isabel II de Inglaterra en la embajada de España en Londres en 1986, después, solo la ha lucido la infanta Elena en una ocasión: para asistir al baile organizado por los esponsales del duque Federico de Wurtemberg y la princesa María de Wied en 1993. Nunca ha vuelto a utilizarse a la vista de todos y ya han pasado 30 años.
Sin embargo, Tiara Floral ha sido una de las más lucidas tanto por la infanta Elena como por la infanta Cristina. Esta pieza fue un regalo del Gobierno de Francisco Franco a doña Sofía con motivo de su boda con el rey emérito aunque los origines de esta tiara es todo un misterio. Algunas fuentes aseguran que es una composición de tres alfileres unidos a una joya central que fundieron después su fabricación, y otros, apuntan que es una talla única llena de brillantes. De un modo u otro, ambas la han lucido en varias ocasiones, como la infanta Cristina el día de su boda con Iñaki Urdangarín.
En el caso de la infanta Cristina, ella ha sido la que menos veces ha lucido diademas y tiaras reales en comparación con su hermana. Sin embargo, una de las piezas que mas ha utilizado ha sido un alfiler de esmeraldas suspendidas que pueden dividirse en tres piezas que conforman los pendientes y un alfiler más pequeño. Cristina de Borbón ha utilizado este alfiler varias veces sobre una chaqueta verde de Jesús del Pozo en cenas celebradas en el Palacio Real de Madrid y como gargantilla, prendido de una cinta y también vestida por el desaparecido diseñador madrileño, en el evento anterior a la boda de los entonces príncipes de Asturias celebrado en el palacio de El Pardo el 21 de mayo de 2004.