La boda real del príncipe Hussein de Jordania con la arquitecta saudí Rajwa al Saif es uno de los acontecimientos del año. No es para menos, pues se trata del heredero hachemita y futuro monarca del país. Los reyes Abdalá y Rania han sido los orgullosos padres que casan a su primogénito en un enlace que hoy ha puesto a la capital de Amán en el centro de los focos. Los novios han estado acompañados por toda su familia y por un buen número de representantes de otras Casas Reales, entre ellas la española con los Reyes Juan Carlos y Sofía y la británica con los príncipes de Gales, Guillermo y Kate. A continuación, todos los detalles de un enlace de ensueño al estilo árabe, como salido de un cuento de las mil y una noches...
La ceremonia ha comenzado pasadas las tres de la tarde (hora española) en el palacio de Zahran, antigua residencia de la bisabuela del novio y donde también contrajeron matrimonio los reyes actuales hace casi 30 años. Aquí estaban convocados los invitados más íntimos y los miembros 'royals'. En total, unas 140 personas. Los monarcas (con Rania bellísima con un diseño negro de Dior) han saludado a los invitados a la entrada, entre los que hemos visto a la española Miriam Ungría, casada ahora con un primo del rey Abdalá y también a una espectacular ex jequesa de Catar. Además de a la realeza europea prevista (Suecia, Dinamarca, Bélgica, Países Bajos, Liechtenstein...). La bienvenida a nuestros Reyes eméritos (con una espléndida Doña Sofía vestida de rosa y el monarca apoyado en su habitual bastón) ha sido de lo más cálida.
La primera sorpresa ha llegado con la aparición de la radiante novia, Rajwa, luciendo un vestido nupcial impresionante de Elie Saab, quien ha hecho su entrada hacia el altar del brazo de su cuñado, el príncipe Hashem, de 18 años, hermano menor del novio, al que este adora y que acaba de celebrar su graduación.
Una imagen muy tierna que nos recordaba precisamente al propio Hussein en este mismo papel, el pasado marzo, llevando a su hermana Imán en su boda con Jameel Thermiotis. Las hermanas del novio, las princesas Imán y Salma, se ocupaban de ayudar a Rajwa con la cola de su vestido.
El padre de Rajwa, Khaled, no ha podido ser su 'padrino' ya que él y el rey Abdalá han presidido la boda como guardianes y ya estaban sentados en el lugar donde se celebraba.
El rito islámico ha estado presidido por el imán Dr. Ahmed Al Khalaileh, durante el cual los novios han escuchado atentamente sus palabras, con un dulce intercambio de miradas y sonrisas. La sencilla ceremonia ha concluido con sus votos, la entrega de las alianzas y la firma del contrato del matrimonio, al igual que dos testigos, que han sido el príncipe Hassan y la princesa Muna, tío abuelo y abuela del novio respectivamente. Una vez completado este trámite, las mujeres han lanzado al aire los gritos tradicionales árabes para mostrar su alegría (el llamado Zaghrout). No en vano, el lema oficial de esta boda es "Nos regocijamos".
Posteriormente, los recién casados han salido con paso solemne del palacio sin poder ocultar su felicidad. El siguiente paso ha sido un desfile en coche descubierto por las calles de Amán para recibir el cariño de su pueblo.
El príncipe Hussein y Rajwa, ahora ya sí convertida oficialmente también en princesa con tratamiento de Alteza Real, se han dado su primer baño de masas como matrimonio. La pareja ha recorrido alrededor de 10 kilómetros de ruta, escoltados por ocho Land Rovers rojos y 11 motos rojas BMW vintage, pertenecientes a la unidad militar de la Guardia Real. Les acompañaba la música de la Banda de las Fuerzas Armadas. Los vehículos oficiales iban adornados con una bandera amarilla y verde con un león y la bandera hachemita. El ambiente en la ciudad era de lo más festivo.
El recorrido ha finalizado en el palacio de Al Husseiniya, construido en 2006, donde se ubican las respectivas oficinas de los reyes Abdalá y Rania y es el lugar en el que reciben habitualmente a las visitas extranjeras. Aquí tiene lugar la recepción de la boda, con un gran banquete previsto para unos 1.700 invitados.
Hussein y Rajwa han hecho su entrada triunfal a la manera tradicional, atravesando un arco de sables al ritmo de una "zaffeh", o marcha nupcial típicamente árabe, mientras sonaban los típicos tambores y pipas. Antes de la cena, los novios han disfrutado de diversas actuaciones de artistas locales y regionales, un coro, grupos jordanos, la orquesta nacional y danzas folklóricas. Una boda exótica e inolvidable para los que están llamados a ser los futuros soberanos de Jordania.
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