Los duques de Sussex también han vuelto al cole, en el más amplio sentido de la expresión. Harry de Inglaterra y Meghan Markle prosiguen con sus actividades solidarias en esta nueva vida que han emprendido con muchas ganas lejos de la realeza británica. En esta ocasión, además, han reaparecido juntos y en persona para visitar un colegio de prescolar de la organización Assistence League en Los Ángeles, poco después de cumplirse los 23 años de la trágica muerte de Diana de Gales, madre del príncipe. El hecho de que la pareja eligiese esta actividad quizás no era algo casual, pues precisamente los niños eran un asunto muy querido para la recordada princesa.
Harry y Meghan se vistieron de manera informal, como no podía ser de otro modo, para afrontar una jornada casi por los suelos. No explicamos. Durante su visita a la guardería se dedicaron a plantar flores y hortalizas en el patio del centro y lo hicieron rodeados de los pequeños, entusiasmados ante la idea de andar revolviendo la tierra. Para ello el matrimonio se puso a su altura, sentados en el suelo, y con las mangas remangadas para ejercer de jardineros. La paciencia y buena mano de ambos era indudable. Ante las preguntas y constantes movimientos de los niños, ellos respondían con dulzura y enseñándoles a plantar y regar bien.
Meghan Markle lucía un conjunto vaquero, con camisa y pantalón pitillo, además de unas manoletinas. Todo muy casual y adecuado para la ocasión. Su larguísima melena la llevaba recogida en un sencillo moño bajo, que acentuaba esta idea de actividad relajada, ajena a protocolos palaciegos. Parece que este es el papel en el que se siente verdaderamente cómoda, al igual que su marido, quien, por razones evidentes, ha tenido que dar un giro más radical a su existencia.
La organización compartía varias fotografías de la pareja y los pequeños en acción: "Además de ayudar a los niños a replantar el jardín del centro, pasaron tiempo con ellos, compartieron su amor por la naturaleza y ayudaron a inculcarles la importancia de una alimentación saludable. Agradecemos su tiempo y cuidado con nuestros estudiantes", escribían.
SU VIDA INDEPENDIENTE Y SOLIDARIA
Los duques de Sussex están encantados con esta nueva fase "independiente" de sus vidas. Acaban de comprarse su primera casa, una mansión en Montecito (Santa Barbara), y ya están plenamente instalados en ella. Allí verán crecer a su hijo, Archie Harrison, que cumplió un año el pasado mayo, y podrá gozar de su amplio jardín, piscina y zona de juegos, además de una mayor intimidad familiar. Eso es lo que pretendían Harry y Meghan. Al príncipe siempre le resultó molesta tanta atención mediática, y la muerte de su madre solo lo empeoró.
Hace unos días, la duquesa recibía en su jardín, reconvertido en plató, a la histórica feminista Gloria Steinem, a quien entrevistó con motivo de la importancia del voto femenino ante las próximas elecciones en Estados Unidos. Meghan ha afirmado que ahora tiene voz y que antes no la ha tenido, unas declaraciones que parecen apuntar directamente a su familia política, los Windsor, sometidos a estrictas reglas que les impiden, por ejemplo, ejercer su derecho al voto por considerarse neutrales.