Marivent está compuesto de 33.000 metros cuadrados y un palacete de casi 2.000, en el que hay espacio de sobra para toda la Familia Real. Sin embargo, hay quien prefiere hacer caso al famoso refrán "juntos, pero no revueltos". Aunque esta semana ya está previsto que parte de ellos acudan allí, lo cierto es que no hace falta cruzarse en todo momento, ya que no compartirán casa. A pesar de que se suele dar por hecho que todos estarán en el Palacio de Marivent, nada más lejos de la realidad. La Reina Letizia, que ha perdido el pulso frente a la Reina Sofía, se alojará junto a Felipe y sus hijas en Sont Vent, una masía solo para los cuatro y que está situada a una distancia prudencial de la casa principal.
Sont Vent, el refugio secreto de los Reyes en Marivent
Tal y como hemos podido comprobar, Sont Vent está a 324 metros del palacio en el que se alojan el resto, trecho que podrían recorrer tanto en coche como a pie y que sirve para poner tierra de por medio si existe alguna tensión. Hay espacio más que suficiente para no tener que coincidir, salvo en los actos oficiales y posados ante la prensa, los cuales se suelen repetir durante esta época estival. En concreto los Reyes Felipe y Letizia se hospedan en una casa de 650 metros cuadrados, refugio en el que están alejados de las miradas de cualquier curioso y que les permite hacer vida independiente. La vivienda, que no ha sido nunca fotografiada, está rodeada por un muro alto que también incluye al palacio de Marivent, lo que les otorga seguridad e intimidad a partes iguales. Aunque no solo está el muro, sino también cantidad de árboles que dificultan que el resto puedan verte desde cualquier punto de los jardines, entre otros limoneros, higueras o pinos. Todo un oasis del que apenas se ha hablado.La distancia que existe entre ambas viviendas deja en evidencia lo importante que es para ellos que cada uno tenga su propio espacio. Pueden coincidir, pero han encontrado la manera de que no se haga cuesta arriba. Para ello tienen zonas comunes como sus jardines palaciegos, los cuales superan los 9.000 metros cuadrados de extensión y donde se puede encontrar más de 40 especies vegetales diferentes.
La vivienda que sufrió una gran reforma cuando Felipe y Letizia se casaron, está al gusto de ambos. La cocina fue actualizada, se incluyó una terraza tipo porche y, además, se cambió el cableado eléctrico por pura necesidad, lo que deja ver que esta propiedad también está mimada. Cabe señalar que los gastos de mantenimiento dependen tanto del Gobierno Balear como de Patrimonio Nacional, quienes destinan parte de su presupuesto para su conservación.Las Infantas también tienen pabellones para ellas cada vez que deciden alojarse allí, detalle que evidencia que se ha cuidado cada detalle en la residencia de verano de la Familia Real. Recordemos que este lugar se convirtió hace cinco décadas en el refugio favorito de los eméritos para el verano, una tradición que han seguido el resto y a la que no piensan renunciar. Ninguno de ellos.