Ernesto de Hannover se libró de la cárcel tras la celebración del juicio en la Corte Regional de Wels en Austria, en el que se le pedían hasta tres años de prisión. Al final la sentencia le fue algo más favorable, pues tan solo debía cumplir con diez meses de libertad condicional, indemnizar a los trabajadores a los que había agredido verbal y físicamente y la imposibilidad de acercarse a ellos, por lo que no podrá personarse en el pabellón de caza en el que desempeñan sus funciones. Pero esto quizá no fuese lo más complicado para el marido de Carolina de Mónaco, pues el juez determinó también que debía de dejar la bebida, uno de los principales ingredientes del cóctel que le llevó a agredir y amenazar a sus empleados, al encontrarse en evidente estado de embriaguez.
Para ello, Ernesto de Hannover ha decido confiar su salud y el tratamiento de su adicción al alcohol en uno de los ‘hoteles de salud’ más prestigiosos del mundo. Se trata de Vivamayr, ubicado en Altaussee, en Austria, y donde espera no solo recuperar el equilibrio en su vida, sino también el favor de su hijo mayor, con el que mantiene una agria disputa. Así lo asegura la revista alemana ‘Bunte’, que asegura que el jefe de la Casa Güelfa lleva allí ingresado durante varios días, aunque no se trate de un ingreso en sí, sino que más bien podría considerarse un alojamiento voluntario en un hotel de lujo, aunque sea para tratar sus problemas de adicciones. Allí lleva desde finales del pasado mes de junio y cumple con las pautas marcadas por el centro, que incluyen levantarse a las 6:30 horas de la mañana para tomarse una bebida depurativa que ponga en orden su organismo, entre otros muchos tratamientos y actividades que buscan su equilibrio físico y mental.
Vivamayr se ha convertido en uno de los lugares de peregrinación para aquellas personas afortunadas que optan por este tipo de ‘vacaciones’ alternativas a un ingreso en un centro de desintoxicación. Eso sí, más allá del lujo que les rodea el planteamiento es similar. En el centro en el que se encuentra ahora Ernesto de Hannover ya han tratado sus adicciones y problemas desde la modelo Kate Moss hasta miembros de la banda de los Rolling Stone, además de Suki Waterhouse, Karlie Kloss, Rebel Wilson, Elizabeth Hurley, entre otros muchos. Todos ellos han podido disfrutar de las actividades a modo de tratamiento para la desintoxicación planteados por equipo del ‘hotel’, cuyo precio alcanza los 5.000 euros semanales.Por supuesto, el alcohol no se encuentra en la carta de bebidas del hotel, pues allí acuden aquellos que desean alejar la bebida de sus vidas, entro otros cometidos. En su lugar, pueden disfrutar de infusiones de vitaminas y antiedad. Es por eso que también acuden a Vivamayr también otras muchas personas adineradas que desean depurar su organismo o incluso perder peso, sin tener problemas de adicciones. Y es que la rutina en el interior de este hotel es estricta, pero igualmente lujosa, lo que asegura el éxito en cualquiera que sea el objetivo de sus privilegiados huéspedes.
La filtración de que Ernesto de Hannover se encuentra en este exclusivo centro de desintoxicación para millonarios ha sido curiosa y es que se ha materializado a través de una entrevista. El príncipe ha hablado con una periodista alemana que, casualmente, se encontraba también en dicho centro en calidad de huésped. Él no es muy dado a hablar con la prensa y menos aún de sus problemas personales, pero parece que ha hecho buenas migas con la periodista, que entiende por lo que está pasando, asegurando que “la mayoría de la gente está aquí para adelgazar, yo estoy aquí para lo contrario”, dice con mejor aspecto tras haber logrado coger dos kilos: “Estoy más delgado que nadie, pero tengo que construir músculo”, asegura el príncipe visiblemente más animado y cordial que de costumbre.Ernesto de Hannover asegura que el centro “es maravilloso, aquí conoces a gente agradable, empleados y muy buen personal médico”, confiesa el marido de Carolina de Mónaco, que no oculta que su estancia en Vivamayr no es por placer, sino por necesidad. Pese a todo, Ernesto de Hannover no está obligado a permanecer en el centro y, de hecho, sale con normalidad a disfrutar de la oferta gastronómica de los lujosos restaurantes de la zona. Eso sí, debe cumplir con las normas establecidas por el centro y los profesionales médicos que llevan su caso. Algo que, al principio, no hizo, al escaparse al segundo día para beberse unas cervezas y comer un trozo de tarta. También ha recibido visitas de amigos y familiares, como es el caso de su hijo pequeño Christian, que viajó desde Madrid para asegurarse de que su padre se encuentra mejor, tal y como apuntan desde el citado medio alemán.