El príncipe Harry no lo está pasando bien. Su salida del núcleo duro de la familia real británica no está siendo sencilla y es que no solo la atención mediática se ha centrado sobre él y su mujer, Meghan Markle, sino que también se le están poniendo trabas inesperadas para que sus pretensiones de ser libres se hagan realidad. El nieto de la reina Isabel II de Inglaterra tan solo quiere iniciar una nueva vida alejado de los suyos y las responsabilidades que la Corona le impone como miembro activo de la instituciones. Eso ya va a llegar a su fin y a partir del próximo martes 31 de marzo podrá hacer lo que quiera y rentabilizar su propia imagen sin las estrictas restricciones de su abuela. Eso sí, para eso antes ha tenido que hacer duros sacrificios.
Muchos han sido los que han puesto el foco de atención en los beneficios que el príncipe Harry y Meghan Markle obtendrán a partir del día en que se haga efectiva su retirada de la familia real británica. Es verdad que ganarán más dinero, porque ahora cada aparición pública vendrá acompañada de un jugoso cheque y, además, la actriz podrá volver a ponerse frente a las cámaras para volver a brillar. Eso sí, pocos han reparado a los sacrificios que el hijo de Diana de Gales ha tenido que hacer para alcanzar su objetivo de ser libre para trabajar, para disfrutar de su familia y, sobre todo, para hacer lo que sea necesario para frenarle los pies a los medios más sensacionalistas que han puesto su vida patas arriba en numerosas ocasiones.
La importante renuncia del príncipe Harry
El príncipe Harry y su abuela, la reina Isabel II, tuvieron que negociar las condiciones de su salida de Buckingham y es que ambos trataban de ganar lo máximo posible con el mínimo de pérdidas. Eso es complicado. Él quiere libertad y dinero. Ella rigurosidad y respeto frente a la corona. Para ello, tras varias conversaciones e incluso un gabinete de crisis familiar, llegaron a un acuerdo, aunque no por ello se está conforme con lo acordado. El príncipe Harry ha tenido que renunciar a mucho, pero hay un aspecto que debe dejar atrás que le provoca un dolor especial y es que esto no puede comprarse con dinero, ni con su ansiada libertad.
La reina Isabel II de Inglaterra movió ficha en sus negociaciones y planteó la difícil cuestión de que su nieto debería renunciar a las condecoraciones militares que ha ganado gracias a su condición real. Un movimiento que el joven príncipe no esperaba y que ha supuesto la pérdida más dolorosa a nivel personal. El príncipe Harry ha hecho carrera en el Ejército desde que en 2005 hiciese su debut como suboficial. En 2007 estuvo destinado en Afganistán, donde hacía maniobras en una base secreta, para evitar que su centro de operaciones fuese objetivo de los terroristas. Su seguridad entró en peligro y tuvo que regresar a Reino Unido, donde continuó con su formación militar, ahora para convertirse en un experto piloto de helicóptero. En 2015 se retiró, aunque logró convertirse en ‘líder de escuadrón’ tres años después, subiendo de rango y obteniendo además un título como Capitán General de los Royal Marines. Título, por cierto, que heredó del príncipe Felipe, su abuelo, el duque de Edimburgo.
El jaque a los planes del príncipe Harry por parte de su abuela ha llegado con la obligación a que renuncie a estos reconocimientos militares oficiales, al ser reservado tan solo a miembros activos de la familia real británica. Una cuestión que él creía fuera de cualquier negociación, pero que la reina Isabel II supo utilizar para forzar a su nieto a que recapacite en su decisión de huir y dejar a su familia en Londres y sin mirar atrás. No ha surtido efecto y lo que esto ha provocado es que la familia entre en un ciclo de resquemor que les distancia aún más.
Algo que mantiene un testigo que escuchó al príncipe Harry el pasado 7 de marzo en el Festival de Música Mountbatten, en el Royal Albert Hall de Londres, donde los duques de Sussex acudieron como primera gran cita tras anunciar su retirada conocida como ‘Megxit’. Asegura al diario ‘The Sun’ que vio al príncipe Harry triste y nervioso, que trataba de buscar la mano de Meghan en todo momento. También que “dejó claro que se vio forzado a tomar esta decisión” y que al hablar con el general de la marina Matthew Holmes se mostró “muy orgulloso de haber servido como capitán de la marina de guerra real y devastado por tener que dejar el cargo. Siento que estoy decepcionando a la gente, pero no tengo otra opción”. Su abuela no le ha dejado otra opción.