Hacía mucho tiempo que Meghan Markle no aparecía en público. Desde que fue madre por segunda vez, de su hija Lili Diana, el pasado 4 de junio, la esposa del príncipe Harry ha estado poco menos que recluida en su residencia de Montecito (California) criando a su pequeña, ocupándose de su otro hijo, Archie, y además al frente de los nuevos proyectos de la fundación Archewell, que comparte con su marido.
Ahora ha vuelto al primer plano ¡y cómo! Los duques de Sussex acudieron anoche a la 2021 Salute To Feedom Gala, celebrada en el Intrepid Sea-Air-Space Museum de Nueva York, como homenaje a los militares la víspera del Día de los Veteranos en Estados Unidos y del Día del Armisticio en Reino Unido.
Meghan brilló como nunca. Vestida 'para matar' con un modelo de Carolina Herrera, rojo, largo con cola, presumiendo de escote y de piernas a través de la abertura de la falda, la duquesa dejó claro que había llegado para ser vista.
Meghan completaba su estilismo con unos salones destalonados rojos de Giuseppe Zanotti. También rompía con sus costumbres habituales en el peinado, optando por recoger su larguísima melena con un moño alto muy tirante. Esto dejaba al descubierto unos pendientes de diamantes de Birks, que tiene desde hace dos años y cuestan 13.100 euros. En las manos lucía la pulsera Love de Cartier y un brazalete que pertenecía a su suegra, Diana de Gales. No le faltaba un broche con forma de amapola, que simboliza el recuerdo a los caídos en los conflictos bélicos.
CON LA MARCA DEL BIQUINI
En definitiva, un look muy llamativo con el que Meghan Markle acaparó todas las miradas. Sin embargo, pese a su espectacularidad, mucho nos tememos que no era la mejor elección para ella. Demasiado excesiva para sus costumbres normalmente minimalistas. El cuerpo le quedaba algo ajustado, lo cual se delataba en la espalda. E incluso se le notaba la marca del biquini en el bronceado, algo que podría haber intentado camuflar con un maquillaje corporal. Sin duda ella disfruta a fondo de la 'soleada California'.
En esta ocasión, no fue su mejor noche de gala en cuanto a atuendo, pero sí se lo pasó en grande con su esposo. El príncipe Harry, por cierto, iba impecable con un esmoquin de Armani, y también con el broche de amapola.
La pareja continúa unida y feliz viviendo en Estados Unidos, alejados de la realeza británica en todos los sentidos. La última vez que el príncipe viajó a su país natal fue el pasado julio, donde inauguró junto a su hermano, el príncipe Guillermo, una nueva estatua dedicada a su madre, Lady Di. Meghan Markle ni siquiera ha regresado desde el famoso 'Megxit', en marzo de 2020.
Los duques de Sussex acudieron juntos el pasado 26 de septiembre a un concierto benéfico de la organización Global Citizen en Nueva York. Fue la reaparición de Meghan tras dar a luz a su hija. Entonces eligió un minivestido blanco de Valentino. Nada que ver con la 'explosión' de esta última gala, con la que hace toda una declaración pisando fuerte.