El Príncipado volvió a vestirse de gala para celebrar la fiesta titulada Secret Games (Juegos Secretos). El príncipe Alberto ejerció de anfitrión, pero fiel a sus costumbres, se hizo rodear de buena parte de su familia. Curiosamente no estaba su esposa, la princesa Charlène, aunque esto empieza a no ser novedad. Pero sí estaba su hermana Carolina y sus sobrinos Louis Ducruet, este acompañado por su flamante esposa, Marie Chevallier, y Camille Gottlieb. No sabemos si se pusieron de acuerdo, pero el hecho es que tía y sobrina coincidieron en un detalle de su estilismo: las plumas.
La familia unida
La fiesta tuvo lugar en el casino de Montecarlo, epicentro de todos los grandes momentos vividos por los Grimaldi. En esta ocasión, también de tiros largos. Y una vez más volvió a brillar Carolina por su elegancia y originalidad. Como en sus mejores tiempos, la princesa representó a la familia real monegasca como una inmejorable "primera dama". Y es que su hermano sigue confiando en ella para estos menesteres. La incógnita es dónde se encontraba Charlène de Mónaco y por qué no acudió a esta cita.
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Un Chanel de hace cinco años
Lo mejor es que la princesa había sacado de su armario una "antigua" pieza de Chanel, este vestido semitransparente, que pertenece a la colección de Alta Costura Primavera-Verano... de 2014. Cinco años después, a Carolina le sigue sentando como un guante y además no ha perdido un ápice de su modernidad. En cuanto a la princesa, demuestra que a los 62 años es imbatible en los terrenos de la moda.
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Con moño y pendientes de perlas
Homenaje a Lagerfeld
Carolina de Mónaco lleva décadas siendo una de las musas y embajadoras de Chanel. No en vano era íntima amiga de Karl Lagerfeld, el alma de la mítica firma francesa durante más de tres décadas. Tras su muerte, el pasado febrero, ha dejado un enorme vacío en muchos sentidos, pero su amiga Carolina lo continúa teniendo presente y llevar las prensas diseñadas por él es su mejor homenaje.
Los sobrinos
Al lado de Alberto y Carolina, esta vez vimos a sus sobrinos. Louis hacía reaparecía en público tras su boda con Marie Chevallier, celebrada en la catedral de Mónaco a finales del pasado julio. Con la pareja estaba su hermana pequeña, Camille, hija de Estefanía de Mónaco y el guardaespaldas Jean Raymond Gottlieb.
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Camilla, también con plumas
Camilla, de 21 años, también eligió un vestido blanco con detalle de plumas, aunque el de ella solo en el escote. Y la media melena ondulada, al estilo del Hollywood de los 50, como solía llevarlo su abuela, Grace Kelly. La joven tuvo un detallle de coquetería al quitarse las gafas de ver con las que había posado poco antes.
La hija pequeña de Estefanía de Mónaco
Primera aparición tras su boda
Louis y Marie mantienen una discreta vida pese a formar parte de los Grimaldi. Buena prueba de ello es que no se les había visto desde su enlace, que llegó después de ocho años de relación. Tras su luna de miel ahora han regresado al trabajo. El hijo mayor de Estefanía es ojeador del equipo de fútbol de Mónaco y eso le obliga a viajar bastante. Quizás sus confesados deseos de ampliar la familia lo mantengan un poco más en casa. De momento, disfrutan de la fiesta.