Carolina de Mónaco es la hermana del príncipe Alberto, pero durante años ejerció como su pareja perfecta en todo tipo de galas, aniversarios y acontecimientos. Hasta que llegó Charlène y su hermano sentó la cabeza. Entonces la exnadadora sudafricana pasó a ser la Primera Dama oficial. Sin embargo, Carolina siempre reinó en la sombra. Y en su última aparición pública entendemos el porqué.
Noche en el casino
Alberto y Carolina presidieron la gala Lights of Gaming, que tuvo lugar en el famoso Casino de Montecarlo. La Princesa acudió a la cita con un vestido largo negro con lentejuelas y un pronunciado escote a pico. Moderna y elegante a partes iguales.
Elegancia sin retoques
Carolina, de 61 años, ha optado por no someterse a agresivos retoques en su rostro y muestra su belleza al natural y acorde con el paso del tiempo. Ella demuestra que quien tuvo retuvo.
El Príncipado es un centro de atracción para las 'celebrities'
A esta gala, que se desarrolló alrededor de una cena benéfica, acudió Dita Von Teese, la famosa diva del burlesque. Esta es solo una más de las muchas celebridades que a lo largo del año viajan a Mónaco para engrandecer sus numerosas fiestas.
Carolina de Mónaco, una joya de abuela
Entre las joyas con las que se adornaba Carolina estaban unos preciosos pendientes largos de brillantes y rubíes y en su escote un broche de estrella de mar, originalísimo, de Chanel, su firma fetiche. Las uñas y el bolso en rojo aportaron el toque de color a su estilismo. La todavía Princesa de Hannover (recordemos que no se ha divorciado de Ernesto de Hannover) puede presumir de ser una abuela estupenda. Dentro de poco su hija Carlota dará a luz a su segundo hijo, que será ya su séptimo nieto.
Hermanos siempre unidos
Alberto y Carolina de Mónaco demuestran estar en perfecta sintonía, como hermanos unidos en la familia y en el trabajo.