Camille Gottlieb, la hija de Estefanía de Mónaco y Jean Raymond Gottlieb, quien fuera guardaespaldas de la Princesa, tiene 19 años y las cosas muy claras. Tanto que se ha atrevido a conceder su primera entrevista, y ha sido al medio monárquico Point de Vue. En ella sobre todo desgrana lo unida que se siente a su familia, y muy especialmente a su madre.
"Es mi ejemplo y mi modelo", dice. Y una de las muchas cosas que le ha enseñado es a tratar de mejorar la vida de los demás a través de las causas benéficas. "Mi madre siempre ha participado en numerosas causas. Yo me he dicho: ahora me toca a mí hacer algo. Mi madre nos ha educado igual a mis hermanos y a mí, pese a la diferencia de edad. Yo he madurado muy rápido, y al igual que mi madre, soy muy sensible a los problemas de la sociedad. Mi abuelo el Príncipe Rainiero también era así".De este también asegura que, aunque pudo disfrutar de su presencia solo seis años, "teníamos un vínculo muy fuerte. Algunos dicen que no siempre tenía un carácter fácil, pero tenía un gran corazón y sensibilidad. Siempre decía lo que pensaba, y creo que en eso nos parecemos".
Camille se ha puesto manos a la obra creando con tres amigos su propia fundación, Be Safe Monaco, "para que los jóvenes y sus padres tomen conciencia de los peligros de tomar alcohol al volante". Todo ha surgido a raíz de la muerte por dicha causa, el pasado verano, de su amigo Alexis: "Nos sentimos conmocionados con su desaparición, y ese drama fue el elemento desencadenante". Ella reconoce que probó el alcohol con 17 y 18 años, pero que ya no bebe porque no le gusta: "Detesto la idea de perder el control", afirma. Por descontado, sus padres la han apoyado a fondo en esta nueva aventura solidaria, que la llevará a dar charlas de prevención en colegios e institutos.Por lo demás, la hija de Estefanía demuestra ser una chica con los pies en el suelo, llena de sueños e ilusiones. Terminó su bachillerato en Letras en 2016, con honores; después se tomó un año sabático, tiempo en el que aprovechó para mejorar su inglés y aprender ruso, además de decidir los pasos sobre su futuro. También se formó para ayudar en la organización contra el sida que fundó su madre. Y desde el pasado octubre estudia Comunicación en Niza. No está mal para la que, salvando las distancias, muchas veces se compara con su abuela materna, la Princesa Grace.