El rey emérito Juan Carlos I y Doña Sofía se conocieron durante un crucero organizado por la madre de ella, la reina Federica de Grecia, en el barco Agamenón en 1954. Pero en esta ocasión no se fijaron el uno en el otro, fue más tarde cuando la situación socio-política y personal de ambos los unió en una relación que ha estado marcada por el desamor y las infidelidades desde el principio, incluso antes de su pedida de mano. Sigue leyendo y descubre cómo comenzó la relación de Juan Carlos I y Doña Sofía. 

Juan Carlos I y Doña Sofía

Juan Carlos I y Doña Sofía, en 1978.

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Las relaciones extramatrimoniales del rey emérito con Bárbara Rey, Marta Gayá o la empresaria alemana Corinna Larsen son ampliamente conocidas por todos, pero antes de que su relación sentimental con Doña Sofía estuviera marcada por las continuas infidelidades, ya cometió la primera antes de su pedida de mano.

Por aquel entonces, Sofía era una de las pretendientas a casarse con el heredero del trono noruego y así convertirse en su futura reina. Su idilio con Harald de Noruega fue breve, aunque intenso, pero no llegó a buen puerto ya que a pesar de las pretensiones de Sofía, Harald se había enamorado perdidamente de una plebeya de su país con la que contrajo matrimonio. Por su parte, Juan Carlos I le había echado el ojo a la que sería su primer gran amor de juventud, la princesa italiana María Gabriela de Saboya. "En verdad, yo debería haberme casado con Maria Gabriella", confesó más adelante el emérito a un periodista sobre Maria Gabriela, quien resultó ser demasiado moderna y liberal para la corona española.

Cuatro años después del crucero a bordo del Agamenón, Juan Carlos y Sofía volvieron a encontrarse en el castillo alemán de Althausen, al que ambos fueron invitados con motivo de la boda de una hija de los duques de Wurtemberg. Allí fue donde dio inicio su romance, en mayo de 1961. "Los encargados del protocolo de la Casa Real inglesa designaron al príncipe español 'caballero acompañante' de la princesa griega. Esto hizo más frecuente su trato. Se encontraron varias veces,ya deliberadamente y sin prescripciones protocolarias, a tomar el té en los salones del Hotel Savoy. Ahí comenzó el idilio. La primera noticia la dio el príncipe Constantino, hermano de doña Sofía, telefoneando a Atenas desde Londres, advirtiendo a sus padres que estuvieran preparados para 'la gran sorpresa'", reveló un cronista de la revista 'Época'.

La polémica pedida de mano

Después de que Federica de Grecia sufriera la desilusión de su hija al no casarse con Harald de Noruega, le pareció buen idea casarla con una de las familias más pudientes de España por aquella época, los borbones. Doña Sofía invitó a Juan Carlos a pasar unos días en la isla de Cofre donde discutieron los detalles de su compromiso que llegó el 14 de mayo de 1962 con dos ceremonias: una católica, en la catedral de San Dionisio, y otra ortodoxa, en la Catedral Metropolitana de Atenas. "Lo mejor de la Princesa es el gran sentido del deber que tiene muy inculcado", contó Juan Carlos a los periodistas poco antes de su enlace. 

Juan Carlos I y Doña Sofía

Juan Carlos I y Doña Sofía, en 1976.

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Su relación no se fraguó por amor y esta teoría es más que evidente si nos atenemos a los hechos históricos que lo demuestran. Uno de ellos fue la pedida de mano que se celebró en el Hotel de Lausana donde residía la abuela del novio, la reina Victoria Eugenia en Suiza, en 1961. Según revela Jaime Peñafiel en su libro 'Alto y claro' sobre la realeza española, Juan Carlos llegó a Lausana procedente de Roma y allí, "se produjo un hecho elocuente que demuestra que el príncipe no estaba ni mucho, ni poco ni nada enamorado de la princesa griega Sofía. Desconozco si el encuentro de don Juan Carlos con su antiguo amor de la época de cadete, Olghina de Robilant, aquella noche romana fue casual o se habían citado con antelación".

Las consecuencias de la primera infidelidad de Juan Carlos I

Este acontecimiento generó mucha polémica en la época y también tiempo después, cuando la propia Olghina de Robilant contó en su libro 'Reina de corazones' este hecho con el rey emérito: "Arrebatados de pasión, tomaron un taxi para dirigirse a la pensión Pasiello, 'un lugar horrible', donde enuna triste cama de colcha de cretona Juan Carlos le enseñó el anillo de pedida que, al día siguiente, le daría a Sofía en la cena familiar de pedida".

Juan Carlos I y Doña Sofía

Juan Carlos I y Doña Sofía junto a sus tres hijos, en 1978. 

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Pero en la época, los rumores no cerraron. En 1963 se escucharon los primeros rumores que hablaban de un divorcio entre Juan Carlos y Sofía, aunque todos ellos cerraron cuando lo proclamaron rey constitucional. Desde ese memento, el rey siempre se dirigió públicamente a su esposa con palabras como estas: "La Reina me ha acompañado siempreHa conocido todos mis pensamientos y la razón de mis actos, los ha comprendido y ha asumido mis decisiones. En las tareas que me ha impuesto la circunstancia histórica de ser el Rey y de haber nacido para ello, nunca me he encontrado solo. He contado en todo momento con la inestimable ayuda y comprensión de la Reina, de mis hijos y de toda mi familia. Sofía tiene un entusiasmo igual al fuego, un fuerte sentido de la responsabilidad y perseverancia".

Los primeros años de matrimonio de Doña Sofía en Madrid fueron muy complicados ya que ni manejaba bien el idioma ni tenía grandes amigos en la ciudad. Pilar Eyre, publicó en su libro 'Yo, el Rey', que la reina emérita "empezó a viajar a Grecia: para el aniversario de sus padres, para la fiesta nacional, para buscar a su perrillo Topsy... Cualquier excusa era buena para volver a respirar el aire de su país". En 1973, se produjo lo inevitable cuando el rey Felipe VI contaba con cinco años de edad, la pareja se separa de facto y aunque siguen casados en la actualidad, han hecho vidas independientes en privado viviendo cada uno en alas distintas del Palacio de la Zarzuela.