Los Reyes Harald y Sonia de Noruega continúan en su retiro de vacaciones privado de Mågerø, situado en la península de Tjøme, al sur del país, en el que se refugian cada temporada desde 1993. Pero no están solos. Después de muchos meses aislados debido al confinamiento a causa de la pandemia del coronavirus, al fin los distintos miembros de la familia han podido reunirse poco a poco. El avance se produjo el pasado 4 de julio con motivo del 83 cumpleaños de la reina, cuando esta convocó a sus hijos y nietos alrededor de una mesa para celebrarlo con una comida al aire libre. Después cada uno prosiguió con sus cosas... pero ahora ha llegado el tiempo perfecto para el reencuentro: ¡el verano!
Así es como los hemos vuelto a ver a todos, o casi. De momento, la reina Sonia ha sido captada recibiendo a su hijo el príncipe Haakon y los suyos: su esposa, Mette-Marit, y sus dos hijos, la princesa Ingrid Alexandra y el príncipe Sverre Magnus. Y lo ha hecho al pie del embarcadero de la finca, al que llegó la familia a bordo de una embarcación. No hay duda de que la soberana estaba deseando verles y sentirles, pues no pudo evitar abrir los brazos con una gran sonrisa cuando su nieta mayor puso el pie en la pasarela. Un gesto muy tierno que fue correspondido con igual alegría por parte de la jovencita. De la misma manera el reencuentro con su nuera fue de lo más cariñoso, fundiéndose juntas en un abrazo con besos.
Como testigo de la escena estaba la princesa Maud Angelica, la mayor de las tres hijas de Marta Luisa de Noruega. Todo parece indicar que la muchacha ya estaba con sus abuelos y que también quiso ir a dar la bienvenida a sus tíos y primos. Hay que recordar tanto ella como sus hermanas están atravesando un tiempo muy difícil tras la muerte de su padre, Ari Behn, quien se quitó la vida el pasado 25 de diciembre, justo el día de Navidad. Maud Angelica, de 17 años, llamó poderosamente la atención durante su funeral al dedicarle un dibujo y unas palabras que hicieron saltar las lágrimas a los presentes.
La joven demuestra ser una persona muy sensible y afectuosa. No en vano se fundió en otro intenso abrazo con su prima Ingrid Alexandra, y no dejaba de sonreír pese a los delicados momentos en los que, sin duda, echará mucho de menos a su progenitor. La complicidad entre ambas (Ingrid tiene 16 años) es evidente y su mutua compañía seguro que les hace mucho bien.
Las imágenes de esta llegada no podían ser más naturales y cercanas. Las de una abuela recibiendo a su familia y esperando disfrutar junto a ellos de unos días relajados e inolvidables rodeados de naturaleza frente al mar.