La limpieza, la hidratación y la protección son las tres bases de cualquier rutina de belleza facial de día. Pero para conseguir unos resultados realmente eficaces en la piel, los productos se deben aplicar en el orden correcto y en el momento adecuado. Estate atenta, así es cómo debes hacerlo siempre.
1- Limpiador facial
Por la mañana, tu rutina debe arrancar siempre con el limpiador facial, ya sea en aceite, en gel, tipo leche o agua micelar. De esta manera lograrás eliminar cualquier resto de suciedad y sudor.
2- Tónico
Lo cierto es que es uno de los productos clave del cuidado facial y, sin embargo, no siempre lo tenemos en cuenta en nuestra rutina beauty. El tónico regula el pH, minimiza los poros, elimina eficazmente los últimos restos de suciedad y contribuye a recuperar la barrera hidrolipídica de la piel. Tras el limpiador es posible sentir una sensación de tirantez en el rostro. Ese es el mejor momento para aplicar el tónico. Hazlo dando toquecitos con un disco de algodón o tela. Lo ideal es que el tónico se funda con la piel húmeda y selle la hidratación.
3- Sérum
Su principal función es darle a la piel una explosión de principios activos para que actúen profunda y rápidamente. Debes saber que los sérums no se escogen según el tipo de piel, sino porque el principio activo que lleven sea el más adecuado para conseguir un efecto determinado o tratar una necesidad específica. ¿Por ejemplo? Apuesta por un sérum antioxidante si quieres evitar el envejecimiento prematuro de tu piel. Decántate por un sérum antiarrugas si tu objetivo es combatir las líneas de expresión. ¿Quieres tensar tu rostro? Entonces opta por un sérum reafirmante que mantega a raya la pérdida de firmeza.
- ¿Cómo debe ser su aplicación? Lo más aconsejable es aplicar el sérum en el momento en el que la piel está más receptiva, justo después del tónico. Solo necesitas un par de gotas para extenderlo mediante un suave masaje en rostro, cuello y escote.
4- Contorno de ojos
Llega el momento de descongestionar el contorno de los ojos. La piel de esta zona es mucho más fina que la del resto del rostro, por ello hay que tratarla con un producto específico. Echa una pequeña cantidad en el dedo anular y aplícalo alrededor del ojo dando ligeros toquecitos, sin arrastrar.
5- Crema hidratante
Le toca el turno a la crema hidratante. No olvides que debes elegir una adecuada a tu tipo de piel y que trate específicamente las necesidades de tu rostro: sequedad, falta de luminosidad, rojeces... Además, es clave que no te excedas y pongas una cantidad justa (la equivalente a un garbanzo).
6- Protección solar
Para finalizar tu rutina facial de día aplica protección solar todo el año (siempre 50 SPF+). Un paso imprescindible para evitar daños y manchas en la piel.