A pesar de que el acné generalmente nos acompaña durante la juventud, cada vez es más frecuente que se dé este problema en mujeres adultas. De hecho, un 15% de mujeres entre 30-40 años padece acné adulto, una enfermedad que provoca espinillas y granos. Estas primeras se forman cuando los folículos pilosos que se encuentran debajo de la piel se taponan. Hay que tener en cuenta que las pieles con tendencia acneica no tienen porque implicar las que presentan exceso de grasa, aunque habitualmente suelen ir ligadas. Las pieles mixtas o grasas suelen sufrir más este problema en el rostro, cuello, escote, hombros y zona superior del tórax, ya que son las zonas en las que las glándulas sebáceas son más abundantes y que producen el sebo (una materia grasa esencial para que la piel se mantenga sana).

El motivo de la aparición de los granitos en la piel

Una de las preguntas más frecuentes es la causa de la aparición de estos granitos o espinillas que tantos quebraderos de cabeza nos da cuando los vemos aparecer. Las causas son más de una: desde una mala alimentación, pasando por el estrés o cambios hormonales, además de un mal uso de la cosmética, ya que siempre hay que utilizar aquellas que encajen a la perfección con nuestro tipo de piel. Y ahora te preguntas, ¿qué hago para eliminarlos?

No los toques

Lo más importante siempre, siempre, siempre es que no caigas en la tentación de tocarlos. Debes evitar siempre manipularlos ya que al explotarlos puedes romper la piel, además de que también se pueden infectar, ya que muchas veces las manos no están completamente limpia. Por esto, es importante acudir al dermatólogo, ya que cabe recordar que el acné es una enfermedad cutánea.

La importancia de la limpieza

Uno de los gestos claves en cualquier tipo de piel y también en aquellas grasas con tendencia al acné es la limpieza. Házlo por la mañana y por la noche. Es imprescindible para minimizar la aparición de granitos e impurezas, conseguirás retirar todas las impurezas, sudor y polución del ambiente de la piel para evitar que los poros no se obstruyan y se desarrolle, así, una infección. Apuesta por productos específicos y lo mejor son aquellos limpiadores jabonosos en gel, pastilla de jabón o espuma, pero nunca en formato leche o agua micelar, por su elevada cantidad de aceites y porque el hecho de extender el producto con la mano o con un disco mueve la infección de acné si la hubiera de un lado a otro del rostro. Tras la limpieza, llega el momento del tónico para equilibrar el pH de la piel y calmar y suavizar la piel.

Hidratación, siempre

Otro de los pasos importantes es el de la hidratación, sobre todo si estamos expuestos a diario a factores externos como el sol, el viento, la contaminación... Conseguirás reforzar la barrera protectora. Apuesta por productos ligeros, tipo gel o emulsión. Siempre hay que optar por productos oil-free (también se denominan no comedogénicos) y con bases acuosas.