Hay tratamiento extraños y luego está el que se ha hecho Lucía Rivera para reducir el acné. La modelo española, que en estos momentos se encuentra trabajando en París, vio cómo durante el confinamiento en su rostro aparecían cada vez más granos; algo nada agradable que hizo que la joven empezase a preocuparse y a buscar soluciones. «Yo tenía un brote de acné horrible durante la cuarentena por el momento en el que estábamos viviendo. Siempre fui mucho de tener granitos pero no hasta ese extremo», ha explicado a través de su cuenta de Instagram a sus más de 160 mil seguidores. Buscando por la red y pidiendo recomendación a varios expertos, la hija de Blanca Romero dio con Carmen Peñas, experta en belleza de Clínica Peñas, quién le recomendó empezar un tratamiento tan raro como eficaz. Se trataba de una técnica de medicina estética que utiliza el plasma de la sangre del paciente para curar las posibles infecciones y favorecer el cuidado de la piel.
Sí, has entendido bien. Lucía Rivera se ha sacado sangre y ha usado el plasma de esta para curar su acné. Una noticia que nos ha sorprendido en cuanto ella misma lo ha contado no solo por lo que supone, si no por sus evidentes beneficios. «Me está sentando muy bien y por eso os lo cuento. Me parece importante probar las cosas y, cuando estas salen bien, contarlas», dejaba claro la influencer.
¿En qué consiste el tratamiento a base de plasma?
Por loco que parezca, el tratamiento con plasma sanguíneo es uno de los más efectivos del momento; estando a la vanguardia en el mundo beauty ya que, además de curar algunas infecciones, favorece la síntesis de neocolágeno y la hidratación profunda de la piel. Es decir, consigue retrasar los signos de envejecimiento y hace que exista mayor luminosidad y jugosidad en las zonas en las que se aplica. Y tiene todo el sentido del mundo; pues con esta técnica no estamos más que utilizando recursos de nuestro propio organismo para combatir ciertas lesiones o infecciones. Se trata de enviar más agentes a una zona concreta de nuestro cuerpo para que actúen en ella con mayor rapidez. Si se quiere ganar una batalla, se necesitan muchos soldados, y eso es justamente lo que busca este tratamiento.
Para realizárselo, la expareja de Marc Márquez ha tenido que sacarse sangre, centrifugarla y obtener el plasma rico en plaquetas de esta para poder inyectarlo con microinyecciones faciales a nivel de la dermis. Un procedimiento que, aunque pueda resultar doloroso, puede repetirse con relativa frecuencia. Pero eso no es todo. El plasma restante de esta extracción se utiliza para crear una crema cuyos resultado son igual o incluso más evidentes que el propio tratamiento. Una crema que ha hecho que Lucía Rivera ya sea incapaz de usar otra.