Últimamente todo el mundo habla de súperalimentos. La fiebre por la salud y la nutrición ha puesto de moda productos tradicionales, como el brócoli, el aceite de oliva o el tomate, y otros más sofisticados, como la col rizada, el alga Espirulina o la quinoa. Yo quiero hablaros de la trufa blanca, concretamente la de la zona del Piamonte, que tiene mil y una virtudes, tanto en la cocina, como en la belleza.
Cuando conocí este manjar me enamoré, y por eso es la estrella de mi línea cosmética,
Carmen Navarro. En realidad en todas sus versiones (blanca, negra, de Périgord, y sobre todo, como os digo, de Piamonte) es un hongo milagroso para la salud y la belleza, pero la blanca es la más rica.
Os cuento sus propiedades para la piel: tiene un efecto tensor, iluminador, ayuda a atenuar las manchas derivadas de la exposición solar, es un tratamiento ideal para tratar pieles secas y sensibles porque prescinde de activos demasiado reactivos y fuertes, y posee un gran poder antioxidante: ayuda a las células a protegerse contra los radicales libres. La línea se compone de Truffle Firming Serum, que además de la trufa blanca que es la estrella, contiene extracto del alga PorphyridiumCruentu, que facilita la retención de agua en la epidermis, ácido hialurónico, o vitaminas A (retinol) y C; el otro gran producto es Truffle Firming Cream que añade Sacha Ichi, una planta del Amazonas rica en antioxidantes, aminoácidos y Omega 3, 6 y 9; o aceite de jojoba y de argán, manteca de karité, y otros tantos ingredientes pensados para regenerar la piel. Os recomiendo que probéis el pack a diario, mañana y noche, después de la limpieza y el tónico, incluso la podéis extender por el contorno de los ojos con ligeros toquecitos. ¡Ya me contaréis!