Durante años, en películas y series, hemos visto cómo las protagonistas más presumidas se tumbaban en el sofá de sus casas con una buena mascarilla facial y dos rodajas de pepino cubriendo sus ojos. Algo que ha hecho que esta fruta (sí, el pepino es una fruta) se haya asociado con la idea de bienestar y cuidados personales de manera prácticamente indivisible. Los pepinos se convirtieron, gracias a Hollywood (o por su culpa), en los elementos fundamentales de nuestras ensaladas, nuestros gin tonics y nuestros tratamientos de belleza. Sin embargo, estos no son los únicos alimentos que podemos usar en nuestros rituales beauty y, al mismo tiempo, incluir en nuestra dieta diaria. Existen multitud de frutas, verduras e ingredientes que, untados en nuestro rostro pero también añadidos a nuestras comidas favoritas, consiguen cuidar nuestra piel de la mejor forma.

De la granada al aceite de oliva, los alimentos que mejor sientan a nuestra piel

Ya sea servidos en un plato o aplicados a nuestro rostro como mascarillas faciales, hay multitud de alimentos que nos sientan bien tanto por dentro como por fuera; alimentos que y que nos ayudan a cuidar nuestro estómago pero también a nuestra piel. Frutas como la granada, el aguacate, el limón o el tomate; ingredientes como el chocolate, el té verde o el aceite de oliva; o frutos secos como la almendra tienen infinidad de beneficios y propiedades positivas para nuestro organismo. Y hacer uso de sus bondades está solamente en nuestras manos.

Algunos son buenos para reducir los signos de envejecimiento, para evitar la retención de líquidos o para aumentar los niveles de melanina de nuestra piel. Otros, por su parte, tienen propiedades antibióticas, favorecen la reducción del acné o logran dar un aspecto brillante a nuestro rostro. Cada alimento es un mundo entero de posibilidades y todas ellas están a nuestro alcance, pues no tenemos más que ir al supermercado para hacernos con ellos. Ingeridos o untados, estos ingredientes nos ayudan a conseguir resultados de lo más idóneo. Y es que a veces es más inteligente abrir la nevera o la despensa que rebuscar entre todos los productos de nuestro neceser para cuidar nuestra piel.