Aunque las nuevas generaciones de reinas y princesas se llevan ahora todo el protagonismo y hasta se han convertido en auténticas influencers, siempre nos quedaremos con Carolina de Mónaco. La princesa monegasca fue durante los 70, 80 y 90 (en estas dos décadas con el permiso de Diana de Gales) la royal más admirada y seguida. Sin duda, la más bella de todas y también la más elegante y chic, algo que continúa manteniendo con el paso de las décadas.

En este 2020 Carolina está prácticamente desaparecida de los actos oficiales del Principado, y tampoco la hemos visto casi nada en público. El pasado mes de enero acudió con su hija pequeña, Alexandra de Hannover, al desfile de Chanel en París, cinco meses después asistió al funeral de su prima la baronesa Elisabeth-Anne de Massy, en la catedral de Montecarlo, y este verano apenas se ha dejado de ver con su familia navegando a bordo del Pacha III. Pero con el comienzo del nuevo curso ha hecho su reaparición y con cambio de imagen incluida.

Carolina de Mónaco, siempre elegante

Junto a su hermano, el príncipe Alberto, y su nuera, Beatrice Borromeo, asistió a un concierto al aire libre en la nueva Plaza del Casino, inaugurada la pasada primavera, de la mezzo-soprano italiana Cecilia Bartoli y los músicos del Principado de Mónaco. La princesa de Hannover volvió a hacer gala de su elegancia, aunque en esta ocasión lo que más nos llamó la atención fue melena, más rubia de lo habitual.

Carolina lució su clásica melena rozando los hombros unos tonos mucho más claros. Los días bajo el sol en verano hacen que nuestro pelo se vuelva más rubio, especialmente en algunas zonas, pero en el caso de la princesa de Hannover parece que ha decidido subir varios tonos su color habitual. Hay que tener en cuenta que el pelo muy oscuro endurece mucho más las facciones y con el paso de los años se tiende a ponerlo unos tonos más claros, ya sea con tinte o mechas, para rejuvenecer. Y Carolina no es una excepción.

Para acompañar a su nuevo look, la princesa monegasca optó por un conjunto tan clásico como elegante. Una falda de encaje negro tapando las rodillas con una camisa blanca y sobre los hombros un trench. Como complementos optó por un cinturón ancho en negro, unos peep-toes en el mismo tono y una cartera de cadena con pedrería en azul y verde.

Beatrice Borromeo, la nueva generación

En el acto estuvo acompañada por Beatrice Borromeo, la esposa de su hijo Pierre Casireghi, y la mejor representación del glamour de las nuevas generaciones del Principado. La aristócrata italiana lució un sencillo jersey a la caja de punto marrón con una falda plisada de lunares en gasa en distintos tonos de rosa, nude y tierra. Como complementos un bolso de piel labrada y una diadema en forma de trenza para adornar su larga melena suelta.