Los 3 errores de maquillaje que comete Lydia Lozano en los que nunca debes caer para no echarte años encima

Lydia Lozano es una mujer que no necesita presentación, pero su maquillaje sí. Porque hay algo fascinante —y también profundamente revelador— en observar cómo figuras mediáticas con décadas de exposición pública se resisten a abandonar ciertos códigos estéticos que, en su día, fueron sinónimo de poderío televisivo y ahora solo delatan un apego nostálgico a una era que ya no es la nuestra. Y ahí entra Lydia, eterna defensora del delineador negro, del labial malva con textura de gloss - a veces el perfilador de labios- y de una base de maquillaje que se parece más al aerógrafo que se utiliza en la televisión que a los skin tint ligeros que ahora están de moda. Detectamos los tres errores cosméticos que muchas mujeres siguen cometiendo por inercia y que, créeme, te añaden años y te restan frescura. Vamos a desgranarlos con detenimiento. 

El delineador negro en la línea de agua: la gran trampa del ojo felino que te achica la mirada

Sí, lo hicimos todas. Nos creímos Penélope Cruz en Volver o, más peligrosamente, a Angy Fernández en Física o Química. El eyeliner negro dentro del ojo fue la piedra angular del maquillaje dosmilero, y muchas aún lo arrastran como una cruz estética sin saber que es, probablemente, el gesto que más apaga la mirada. Y Lydia Lozano, en este terreno, no perdona: trazo grueso, negro azabache y sin remordimientos.

El problema no es solo que reduce ópticamente el tamaño del ojo —algo especialmente dramático si tienes párpado caído o mirada madura— sino que endurece la expresión y añade años sin compasión. Las fórmulas cremosas se deslizan al lagrimal, provocando ese efecto “ojo de mapache” a media tarde que ni los mejores fijadores del mercado pueden evitar.

Ojos azules, delineador azul 

La alternativa es sencilla pero efectiva: cambia ese delineado interior negro por un lápiz en tono blanco o, si tienes los ojos azules como Lydia, el delineador The Automatic Lip Pencil 3INA Makeup en el tono 822 ¡El resultado te impactará! Marcas como Charlotte Tilbury, Nars o incluso Kiko Milano tienen opciones que iluminan la mirada desde dentro y crean el efecto óptico de un ojo más grande y despierto. Y si necesitas definición, juega con el tightlining (esa técnica que delinea la raíz de las pestañas superiores) en marrón o gris oscuro. Es sofisticado, rejuvenecedor y mil veces más favorecedor.

El tono de labios: el labial violáceo que ni los 90 reclamaron de vuelta

Lo sabemos: Lydia es fiel a su gama cromática. Entre los malvas, los lilas y los ciruelas deslavados se mueve como pez en agua, pero el resultado es... disonante. El problema aquí no es el color en sí (al fin y al cabo, Mac Cosmetics vivió de “Up the Amp” durante media década), sino el subtono frío y el acabado metálico/satinado que envejece la boca y apaga todo el rostro y que contrasta demasiado con su base ligeramente anaranjada. 

El labio malva tiene un defecto técnico: choca con la pigmentación natural de la piel mediterránea. Salvo que tengas una piel porcelana o un subtono frío puro (y aún así, cuidado), ese tipo de color te puede hacer salir peor en una foto de lo que pensabas. Y, en pieles maduras, subraya la deshidratación, el código de barras labial y cualquier grieta que no sabías que existía.

¿La solución? Volver a los neutros, pero no a los aburridos. Hablamos de rosados tostados, nudes con subtono coral o incluso rojizos cereza de fórmula cremosa y con un punto de brillo saludable (que no gloss pegajoso). Piensa en cualquiera de los nuevos tonos de "Dior Addict", un tono cherry de MAC o incluso un gloss de Fenty Beauty. Labiales que hidratan, suavizan y aportan juventud con solo aplicarlos. 

El exceso de base de maquillaje: cuando el rostro se convierte en máscara

Y llegamos a la base de maquillaje como escudo protector. Lydia Lozano lleva años utilizando un tipo de base que recuerda a las fórmulas densas que se utilizan en televisión pero terminaban acartonando el rostro en cuestión de horas. No ayuda que se aplique en capas generosas que borran por completo la textura real de la piel y acentúan cualquier arruga que, de otra manera, podría haber pasado desapercibida.

De hecho, el efecto de una piel saturada de producto suele ser catastrófico: marcas de expresión que se marcan como surcos, poros que se hacen más visibles, y un aspecto global de piel falsa que ninguna mujer, aunque tenga el arte que tiene Lydia, debería perseguir.

La nueva generación de bases entiende la piel de otra manera. Son productos como “Eaze Drop” de Fenty Beauty, una CC Cream de Erborian o, si quieres darle un toque bronceado a tu piel, el On-the-Glow de Pixi. El acabado second skin no solo es más moderno, es también más realista, más cómodo y, por supuesto, más favorecedor.