En el funeral celebrado esta mañana en el atrio de la Basílica de San Pedro del Vaticano para despedir al Papa Francisco, la Reina Letizia ha encarnado, una vez más, la solemnidad, el respeto y el conocimiento profundo del protocolo internacional que la caracterizan.

En una jornada histórica, cargada de simbolismo y recogimiento, Doña Letizia ha elegido un estilismo sobrio y perfectamente adecuado a la trascendencia del momento, donde la forma se convierte en fondo y el vestuario, en una manifestación silenciosa de respeto.

La Reina Letizia llegó acompañada del Rey Felipe VI, ambos vestidos con la austeridad y elegancia que la ocasión requería. Doña Letizia optó por un vestido negro de corte clásico, con líneas puras y sin ornamento alguno, de largo midi, de manga larga y ligeramente entallado, que respetaba escrupulosamente las 3 normas de protocolo exigidas para una ceremonia de luto papal: vestido midi, zapato cerrado  y joyas discretas. 

El negro absoluto, que en la simbología cromática representa el duelo, la dignidad y la solemnidad, fue el hilo conductor de su atuendo. Una elección en apariencia sencilla, pero profundamente significativa, que conecta con la tradición centenaria que rige los funerales de Estado en el Vaticano.

Para completar con sentido el conjunto, la Reina llevó medias negras tupidas —elemento indispensable en los actos de luto más formales— y unos zapatos de tacón bajo, estilo kitten heel, que aunaban la elegancia con la sobriedad necesaria para un acto prolongado y de recogimiento.

La Reina Letizia honra la memoria del Papa Francisco con un estilismo de luto impecable y cumple las 3 normas exigidas por el protocolo

La Reina Letizia honra la memoria del Papa Francisco con un estilismo de luto impecable y cumple las 3 normas exigidas por el protocolo

(Gtres)

Mantilla, sin teja: un gesto de sencillez y respeto

Uno de los detalles más destacados del estilismo de Letizia fue su elección de cubrir la cabeza con una mantilla negra, pero sin recurrir a la tradicional teja o peineta española con la que no parece sentirse demasiado cómoda. 

El uso de la mantilla en ceremonias de esta índole tiene raíces profundas en la historia del protocolo católico español. La mantilla, discretamente posada sobre su pelo, caía con naturalidad y completa un estilismo que perfectamente podríamos haber descrito antes de verla, todo estaba calculado. 

Con esta elección, la Reina Letizia no solo respetó el protocolo vaticano a la perfección, sino que además envió un mensaje implícito de empatía y sensibilidad, muy en línea con el contexto de dolor y homenaje que estuvo presente en toda la ceremonia.

 

El estilismo de la Reina Letizia durante el funeral del Papa Francisco en Roma

El estilismo de la Reina Letizia durante el funeral del Papa Francisco en Roma 

(Gtres)

Joyas de luto: las perlas, el adorno del luto

En cuanto a las joyas, Letizia siguió la tradición más estricta de los funerales de Estado en el Vaticano, en los que se espera que los adornos sean mínimos y sobrios. La Reina optó por un par de pendientes de perlas blancas, discretos y elegantes, que aportaban luz al rostro sin que resultara ostentoso o fuera de lugar.

El uso de perlas en momentos de duelo es una costumbre de larga data en la cultura occidental: su forma de lágrima y su tono opalescente las han convertido históricamente en las joyas más apropiadas para expresar tristeza, pureza y respeto.

En este contexto, la elección de Letizia fue tan tradicional como significativa, mostrando una sensibilidad exquisita hacia la simbología que la ocasión requería.

Ni relojes llamativos, ni pulseras, ni collares que pudieran distraer del sentido profundo de la ceremonia: el minimalismo elegido fue absoluto, en coherencia con el tono de la misa exequial.

A su impecable y sobrio estilismo de luto, la Reina Letizia añadió un accesorio que sorprendió a muchos: unas gafas de sol de Hugo Boss. Concretamente, se trata de un modelo que lució hace ya casi 10 años, unas gafas de líneas geométricas con montura negra y vivos blancos y aire sofisticado que aportaron un matiz contemporáneo a su imagen solemne. Este diseño, ya agotado, por supuesto, es uno de los más originales de la amplia colección de gafas de la soberana y aunque no ha sido plato de buen gusto para todos, lo cierto es que le sentaba muy bien el diseño 'cat eye'. Con ellas ha reforzado esa sutil combinación entre respeto al protocolo y un guiño trendy que la monarca ha sabido manejar con maestría en una cita de tal magnitud.