Holaaaaa... Poca cosa os traigo tras la "explosión barco" de ayer noche. Letizia acudía este mediodía junto al Rey al Palacio Real para almorzar con el Premio Cervantes de este año, Eduardo Mendoza, y otro centenar de invitados del mundo de la Cultura, y sobre todo de los libros. Seguía, por tanto, con el tema literario que tanto aprecia. Pero no nos ha reservado ninguna "historia" sorprendente...
La Reina se ha enfundado un vestido tricolor de Felipe Varela, con grandes paneles en verde, negro y el escote en blanco, que estrenó para inaugurar ARCO en febrero de 2015. Dos añitos tiene, pues, y sigue sin rematarme...
Se lo puso en una época (parece que han pasado varios quinquenios, y sin embargo son solo un par de temporadas) en la que estaba a tope el concepto efecto óptico. Ese que merced al corte y confección y el juego de colores puede hacer cambiar la silueta, visualmente. Es más, la propia Letizia tiene algún otro vestido "así", uno de Carolina Herrera, por ejemplo, que me gusta bastante más que este. El caso...
... Que ni el ribeteado con piedras de Swarowski me anima. Lo veo incluso un detalle un poco pegote. Me sobra. Es un vestido con una hechura que a Letizia siempre le queda bien, semiajustado a su figura, a la rodilla, en fin, correcto y cómodo. Creo que lo "malo" es precisamente su pretensión de modernidad. Pero no le voy a dar más vueltas.
De todas formas, me gusta más cómo lo ha combinado hoy, en particular porque prefiero los salones nude de Prada a los de ante en verde azulado, haciendo juego con el panelado. Lo ha aligerado. También los pendientes de perlas pegadas son un plus sin llamar demasiado la atención.
He notado a Letizia con gesto más cansado, si bien en planos cercanos se aprecia un rabillo en el ojo trazado con brío por arriba y por abajo, junto al resto del maquillaje bastante suave.
Supongo que tras una noche de glamour, viene una mañana menos eufórica. Cuando nosotros aún seguimos comentando la blusa barco, ella ha rescatado un vestido del fondo de armario que ni mucho ni poco.
Y así hasta mañana, que esperamos algo más lucido para la entrega, de verdad, del Premio Cervantes en Alcalá de Henares. ¿Será Varela de nuevo el elegido?