La Reina Letizia en azul intenso. Así llega al fin de una semana en la que ha tenido poco ajetreo, pero con calado. Ayer mismo, reciclada con vestido gris, viajaba a Cartagena (Murcia) con el Rey y sus hijas para asistir a la ceremonia de puesta a flote de un nuevo submarino de la Armada. Hoy repite con su marido para celebrar el Día Internacional del Libro, lo que la ha llevado a la sede del Instituto Cervantes de Alcalá de Henares (Madrid), localidad natal del autor de 'El Quijote'. Una cita cultural para la que la consorte también repite, pero con buen tino. Este era un vestido que solo se había puesto una vez y merece mucho más.
Es un diseño de punto de canalé de Massimo Dutti, que estrenó en junio del año pasado para visitar las Naves del Matadero e interesarse por la situación del sector cultural en plena pandemia. Ajustado, pero sin apretar, con escote a pico, largo midi y un coqueto cinturón con lazada en el mismo tejido. En resumidas cuentas, una silueta que a Letizia le sienta estupendamente y con la que no falla.
JUEGO DE AZULES
A destacar también sus pendientes. Los de aguamarinas de Bvlgari, que son desmontables y en esta ocasión ha preferido lucir en su versión 'sencilla'. Es decir, que solo llevaba los aros prescindiendo del colgante de lágrima. Una excelente elección, pues lograba aupar al estilismo del terreno más casual y además aportar luz a su rostro con esos bonitos destellos de azul.
En la mano, una cartera de Magrit en dos texturas, piel y serpiente, al tono. Y a los pies, unos altísimos salones a juego de la misma marca. El pelo suelto, liso, peinado con raya al medio, sobresaliendo su mechón de canas.
Mención aparte para el abrigo blanco clásico de Felipe Varela con cinturón con el que ha llegado a la cita. Nada más traspasar el umbral se lo ha quitado de los hombros. Es uno de los más antiguos de su colección y, gracias a su color, una de las últimas oportunidades para sacarlo.
Nada era nuevo, pero la sensación era fresca. El azul petróleo fue durante un tiempo otro de los colores favoritos de la Reina Letizia. En contraposición a su rojo fetiche, este tono aporta una mayor serenidad. Por cierto, esta vez ha coincidido en el color con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso.
El año pasado participaron en esta jornada la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, quienes desde un sillón de La Zarzuela leyeron un fragmento de la obra cervantina en la tradicional lectura pública (virtual a causa de la pandemia). Esta vez el protagonismo ha sido solo para los Reyes. Y para nuestros ojos, solo para Letizia. Hoy se despide con un notable alto de estilo.