Cuando se cumple un año del anuncio de su separación, la expareja sigue sin encontrar rumbo fijo.
Hace un año, Sara Carbonero e Iker Casillas iniciaron cada uno por separado su propio viaje de emprendimiento personal. Tras anunciar su separación de manera amistosa, la pareja tomaba rumbos distintos con la mejor actitud. Poco antes, en un periodo que no pudo ser más nefasto, habían hecho frente a situaciones tan adversas como el infarto de miocardio del que fuera portero y el cáncer de ovarios de la comunicadora. Desde entonces han intentado por todos los medios seguir adelante, mirar el futuro con optimismo y seguir el curso de sus vidas. Pero no lo han conseguido del todo. Como nos pasa a la mayoría de los mortales, siguen dando tumbos.
La locutora de radio acaba de aterrizar en Madrid tras unas idílicas vacaciones en México junto a un grupo de amiga. No ha desvelado la ubicación exacta de sus días de desconexión, pero ha compartido numerosas imágenes de su visita a la Riviera Mayal. «Era un viaje que teníamos pendiente», decía. Además de imágenes ha compartido palabras. Esas que tanto le gusta compartir con su legión de fans y a través de las cuales transmite sus reflexiones más íntimos.
Uno de esos posts cargados de trascendencia rezaba lo siguiente: “En términos marineros, personas que sean orza sí. Anclas no. En los veleros, la orza (una pieza que va sumergida) aporta estabilidad y evita que el barco se vaya a la deriva e incluso que vuelque (y en el hipotético caso que volcase el velero la orza evitaría que se quede boca abajo), cuando hablamos de personas que son anclas lo definimos como un lastre, algo o alguien inmóvil que ni se mueve ni te deja avanzar. Hay quien cree que el ancla es estabilidad pero cuando eso pasa, Javi, hijo de marineros, enarbola nuestro desacuerdo respecto al ancla y concluye que si se utilizase algún término marino para describir estabilidad sería la orza".
La reflexión de Sara Carbonero sobre "ser orza" o "ancla"
De este modo mostraba de alguna manera cómo le late el pulso en estos momentos. "Ser orza y no ancla; tratar de hacer mejores a las personas que quieres —y nunca frenarlas, ser abono y no techo, camino y no fango. Aguantar (juntos) las mareas, poner las cosas fáciles, dejar ser, abiertas las ventanas de par en par, saberte cobijada pero nunca presa, que mi mundo sea tu red, que puedas dejarte caer: ese será mi triunfo, amor mío. Ser tu orza y no tu ancla”, destacaba. Sin duda, un pensamiento profundo sobre la "estabilidad" y sobre el papel que deberíamos desempeñar en las personas a las que queremos. A sus 38 años recién cumplidos -los hizo el pasado 3 de febrero- Sara continúa su incesante búsqueda de la felicidad aprendiendo cada día y mostrando esos aprendizajes en sus redes sociales.
Llama la atención que apenas dos días antes de pronunciar tales palabras, sacadas del libro ‘Nada importa’, de Jesús Terrés, su exmarido se mostraba en la capital "de vuelta, y dando vueltas por Madrid". El destino ha querido que, un año después de anunciar el fin de su romance, Iker y Sara sigan dando vueltas, merodeando por la vida misma, disfrutando mientras tanto de las cosas o personas que se topan en sus respectivos caminos. Pero dando rodeos, al fin y al cabo.
Ni uno ni otro ha hallado el amor. Al menos, uno de esos que dejan huella... A Iker se le ha relacionado con una atractiva joven llamada Sara, tal y como anunció SEMANA en exclusiva. Sara, por su parte, ha gozado de un breve impás de ilusión al lado de Kiki Morente, hijo del desaparecido cantaor granadino Enrique Morente. Ambos affaires han quedado extintos ya, por lo que siguen solteros, -que no solos-, como en el punto de partida que tomaron al decidir dejar de acompañarse el uno al otro.
A los dos les sigue quedando, pues, un amplio horizonte de posibilidades. En lo profesional no les falta quehacer. Pero en el terreno del corazón a ninguno les ha cuajado ninguna ninguna de sus efímeras historias. "Nos salvamos juntos o nos hundimos separados", escribía hace exactamente Sara Carbonero al citar al mexicano Juan Rulfo. Juntos, separados... curiosa cuestión la que ha planteado Sara en días tan señalados como estos, ¿no les parece?