Hablar con Nieves Herrero es como charlar con una amiga a la que hace tiempo que no ves: te sientas alrededor de la mesa y enseguida te saca queso, encurtidos, frutos secos... mientras habláis de vuestras cosas. Vas a hacer una entrevista y, no sabes cómo, sales de allí cenada y con la sensación de que el tiempo ha pasado volando.
La periodista acaba de publicar su nuevo libro, el número 12, y esta vez debuta en el thriller. Su “Luna roja” (Ediciones B) está ambientada en el Madrid de 1954 y tiene como protagonista a Margot, una joven de buena familia, criada en Londres, que regresa a España y empieza a trabajar en una revista de moda mientras colabora en un periódico de sucesos y se cruza con un asesinato. "Es la primera vez que hago una novela de misterio y debo tener mucho cuidado y recordar que no puedo revelar quién es el asesino", nos dice.
Nunca habías escrito novela negra, ¿por qué?
Es que no sabía si estaba preparada. Y eso que tenía la idea rondándome por la cabeza mucho tiempo. Diez años exactamente, desde que hice un curso de Criminología en el que, por cierto, estaba, mira qué casualidad, Carmen Balfagón, la abogada de Daniel Sancho. El thriller siempre me ha dado mucho respeto, pero quería escribir algo de un género que yo en casa consumo mucho, porque con Guillermo es imposible ver cualquier otra cosa, ya sea serie o película, que no sea de misterio, de cualquier época.
Al contrario de tus últimas novelas, esta vez la protagonista es inventada... o casi.
No quería hacer “La Baronesa 2” y pasarlo mal, como me ocurrió con la biografía de Carmen Thyssen. Así que esta vez decidí hacer ficción para evitarme disgustos. Pero también llevaba años investigando y recopilando información sobre Margarita Landi, a quien llegué a conocer y entrevistar varias veces. Fue una mujer fascinante, a la que todos recuerdan con su inseparable pipa, y aunque me he inspirado en muchas mujeres, pensé en ella al crear a mi protagonista, Margot, un personaje con el que me lo he pasado muy bien y una mujer adelantada a su época, como muchas de las mujeres de mis libros.
Y además te ha dado tiempo también de escribir un libro para niños, y con el nombre de tu nieto, “Nico y los animales”.
Es que el mundo infantil me atrae mucho y además me entiendo estupendamente con los pequeños. Siempre he sido muy niñera, pero creo que todo se ha intensificado desde que soy abuela.
¿Tu nieto presume de tener su propio libro?
No, pero porque él está convencido de que todas las abuelas escriben libros, salen por la tele o hablan delante de un micro en la radio, lo ve con mucha naturalidad porque me ha visto hacerlo siempre.
Antes de nacer él y su hermana Olivia tú huías de la palabra abuela.
Te conté que no me veía, y que no estaba preparada. Pues chica, he cambiado de opinión. La primera vez que Nico me dijo: “Abu Nevez, ¿me puedez leer ezte cuento?” se me derritió el mundo, que ahora gira de otra manera. Mira el salón, lleno de cuentos y cuadernos para pintar y recortar. Según llega se sienta en el sillón y me da un libro para que se lo lea. Es muy listo y no es orgullo de abuela.
¿Es distinto a cuando tus hijas eran pequeñas?
Yo me las llevaba a todas partes. Iba con Blanca y con Anita a kárate, a taekwondo, a clase de manualidades, de pintura… Los fines de semana he sido madre a tiempo completo y durante la semana lo intentaba. A veces las pobres se acostaban tarde por mi culpa porque siempre quería repasar la lección con ellas. También te digo, cuando yo era joven, la conciliación no existía y podía llevar todo el día en la tele y de repente me ponían una reunión a las ocho de la tarde… Pero intentaba compensarlas el fin de semana.
¿Y ahora?
Con Nico echo el freno muchas veces porque no quiero ser la pesada que está ahí todo el rato, llamando. Trato de esperar a que sea mi hija Blanca la que me lo diga, pero me cuesta. Además, ahora tenemos a Olivia, que tiene casi cinco meses y es un auténtico bollito, huele a pan recién hecho, a vida. Mis hijas y yo tenemos un grupo de WhatsApp, que se llama Los tres polluelos, y a veces por la noche Ana (que está como loca con sus sobrinos) y yo pedimos: “material, material”, y no paramos hasta que Blanca nos manda fotos o vídeos. Y parece que no, pero ya con eso la noche es distinta.
¿Por qué lo dices?
Porque a mí por la noche me vienen los monstruos. Le tengo pánico, no me gusta. Tampoco me gustan las nubes ni la lluvia. Me gusta el día, y cuando se va apagando, es cuando me venzo a mí misma y me fuerzo a salir a cosas, a eventos y hago planes porque sí, yo a la noche le tengo miedo.
¿Desde siempre?
Sí, y dejo una luz encendida, aunque sea pequeñita. Tengo que ir a la cama agotada, que se me caigan ya los párpados, porque si no, sé que voy a estar dando vueltas. Por eso me dedico a leer, a escribir. Aunque por la mañana es cuando me salen mejor las cosas, por la noche lo intento también, porque es la forma de que yo me agote. He ido superando muchos miedos, soy la pequeña de hermanos mayores y creo que entre todos me protegieron demasiado… Pero a pesar de eso empecé a trabajar en un periódico con 17 años y los fines de semana llegaba a casa a las tres de la mañana. Y recuerdo que mi pobre madre se quedaba a esperarme y cuando la llamaba para decirle que ya iba de camino salía al balcón hasta que yo llegaba. Hasta que dije, se acabó. Y por eso me metí en clases de kárate, para saber defenderme y que ella no estuviera tan preocupada. Ni yo.
Pero das la sensación de ser una mujer valiente.
Es que creo que soy fuerte. Pero eso no quiere decir que no tenga también mis momentos, pero supero mis miedos cada día. Por ejemplo, soy una persona tímida y, sin embargo, me encanta hablar en público ¿y cómo lo consigo? He aprendido a vencer esas barreras.
Has hecho de todo. ¿No te dan a veces ganas de decir a algo que no?
Sí, constantemente. Por ejemplo. cada vez que salgo en televisión. En la radio no me pasa, aunque siempre hay un primer minuto en el que sufro, pero luego lo disfruto enormemente. Pero en la televisión lo paso bastante peor, sobre todo cuando no soy la presentadora y estoy de colaboradora.
¿Dónde te vemos ahora?
Sigo en la radio, en Onda Madrid, todas las tardes en directo, y también estoy en “Mañaneros” y algunos fines de semana en “Fiesta”, con Emma García. Pero no siempre, porque esos son los días que yo dedico a la familia. Con 30 años hubiera ido a todas partes, ahora ya no me quiero perder las cosas importantes, como el cumpleaños de mis hijas, o el de Nico, que fue este fin de semana pasado.
Tu padre era valenciano, estos días habrán sido especialmente duros para ti, ¿no?
Terribles, todo esto me rompe el corazón. Tengo primos en Chiva y tardamos días en localizarlos y saber que estaban bien. Ahora toda ayuda es poca, hay que seguir a su lado y no olvidarnos de todos los afectados.