Antonio Catalán, presidente de AC Hotels by Marriots, ha perdido a su hijo y heredero, Carlos Catalán, a los 44 años víctima de un cáncer de hígado. Para despedirse de él ha redactado una carta destacando los puntos fuertes de su hijo y cómo se siente ahora ante su dolorosa ausencia
El pasado martes, todos nos despertábamos conmocionados al conocer el fallecimiento de Carlos Catalán, vicepresidente del grupo hotelero AC Hotels by Marriot desde el año 2000, a consecuencia de una “larga enfermedad”. Así lo daba a conocer la propia compañía a través de un comunicado de prensa, escueto, respetuoso y en el que se ensalzaba su labor al frente de la empresa de manera “ejemplar” y su papel personal como hijo, padre y amigo: “En estos momentos tan dolorosos, pedimos el máximo respeto para la familia al tiempo que agradecemos las muestras de cariño y condolencias recibidas”, mantenían en el comunicado.
No obstante, a nivel personal, Antonio Catalán, su padre, ha querido ampliar este comunicado a nivel interno, compartiendo con todos los trabajadores de la compañía una preciosa carta en la que se despide de su hijo tras su dura lucha contra un cáncer de hígado. Carlos Catalán era uno de los seis hijos del empresario, su heredero, hasta que ha fallecido este martes a los 44 años. Nacido en Tudela, Navarra, era padre de tres hijos que ahora lloran la muerte de su padre. Y es que eso es lo que ha querido destacar ahora su padre, que no quería ofrecer tan solo la vertiente institucional y empresarial de su hijo, sino también hacer entender a todos el dolor por el que atraviesa la familia, subrayando la vertiente más personal y familiar de su hijo, tan solo unos días después de tener que decirle adiós con tristeza.
“Perder un hijo es algo que no contemplas. Lo normal hubiera sido que Carlos me enterrase a mí, no yo a él. Acompañar a un hijo en su enfermedad, cuando sabes desde el principio cuál será el final es muy duro”, explica Antonio Catalán, presidente del grupo AC Hotels by Marriots, en una carta que ha hecho llegar a sus trabajadores para que entiendan el dolor que sufre en estos momentos. Para él, esta situación ha sido muy dura, pero ha tenido que ofrecer su mejor versión para acompañar a su hijo en su complicado camino sin retorno. Reconoce que su hijo, desde el mismo instante en el que recibió el diagnóstico el pasado mes de junio, “estuvo animado hasta el último momento”.
Para Antonio Catalán lo más duro no ha pasado. Ha sido difícil tener que afrontar la enfermedad de su hijo, así como acompañarle en su lucha hasta comprobar que tan solo podía esperar al fatal desenlace. Sin embargo, para él lo más duro llega ahora, cuando debe recomponer su vida sin su hijo, sabiendo de que nada volverá a ser lo mismo para él: “Seguir adelante, aunque solo sea por él”, confiesa con tristeza, sacando fuerzas del dolor para seguir luchando por el recuerdo de su vástago.
“Carlos era muy vitalista, tenía muchas ganas de que siguiéramos creciendo. Tengo que seguir adelante por él”, escribe Antonio Catalán para mantener la memoria de su hijo viva en la mente de sus trabajadores y, de paso, también del resto de personas que lo conocían y aquellos que no tuvieron tal placer.
Muere su hijo tras superar el coronavirus
La pandemia del coronavirus nos ha hecho olvidar, en cierta medida, que existen otras muchas enfermedades que continúan causando dolor en el mundo. Antonio Catalán ha tenido que hacer frente a la vez a los dos dramas a la vez. Mientras su hijo luchaba contra el cáncer de hígado, él debía hacer lo propio con el coronavirus. Lo hacía en la misma Clínica Universitaria de Navarra en la que se encontraba su hijo ingresado y donde finalmente le ha tenido que decir adiós.
Su estado de salud se vio tan comprometida por la acción del virus, que incluso tuvo que ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos de la clínica, de la que por suerte logró salir airoso, antes del fatal desenlace de su hijo. Por fortuna, Antonio Catalán ha podido superar el Covid-19, pero no tiene ganas de celebrar nada, ahora que el dolor se ha instalado en su hogar. Son tiempos difíciles.