Ha sido hace escasas horas cuando se ha dado a conocer la decisión del Tribunal Supremo en torno al intérprete de ‘Y nos dieron las diez’.

En líneas fiscales, Joaquín Sabina no está pasando por su mejor momento. El Tribunal Supremo se ha encargado de confirmar que el cantante ha sido condenado a pagar 2,5 millones de euros a Hacienda al ser rechazado el recurso que había presentado. Un varapalo que deja contra las cuerdas frente a la Justicia al intérprete de Y nos dieron las diez, que por ahora no se ha pronunciado al respecto.

Y nos dieron las diez,

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Joaquín Sabina con un sombrero.

Joaquín Sabina con un sombrero. (Foto: Gtres)

Gracias a la providencia a la que ha tenido acceso EFE ha podido saberse que la Sala de lo contencioso-administrativo del alto tribunal finalmente ha rechazado el recurso de casación que en un primer momento había presentado Joaquín Sabina. El cantante se había puesto en contra de la sentencia de abril de 2022 de la Audiencia Nacional por la liquidación de los ejercicios fiscales de 2008, 2009 y 2010 en relación con la declaración de los ingresos por derechos de autor. Por si fuera poco, a esto se suman tres sociedades por una cuantía de 2,5 millones de euros.

Por su parte, el artista no estaba de acuerdo con la resolución del 2019 del Tribunal económico-administrativo Central (TEAC) y con la del 2017 del Tribunal Económico Administrativo Regional de Madrid. Ambos organismos tuvieron una respuesta clara y sancionadora sobre la reclamación interpuesta por Joaquín ante la liquidación por el IRPF en los ejercicios mencionados.

Joaquín Sabina en un tributo.
Joaquín Sabina en un tributo. (Foto: Gtres)

El revés de la Justicia a Joaquín Sabina

Este es un castigo que ahora Joaquín Sabina tendrá que acatar sin mayor dilación, sobre todo teniendo en cuenta que la Audiencia Nacional ha explicado que el protagonista en cuestión fue socio mayoritario y administrador solidario de la empresa ‘Ultramarinos Finos S.L.'; además de socio mayoritario de ‘Relatores S.L.’ y padre de una de las socias de ‘El pan de mis niñas S.L.’.

Con el objetivo de eximirse de toda culpa, el intérprete alegó que las cantidades percibidas de las tres sociedades en 2008, 2009 y 2010 se trataban de una contraprestación por los servicios artísticos que había dado. Y es que, Joaquín había cedido a dos de las sociedades mencionadas los derechos de autor de su obra y la capacidad para que compusieran en un futuro. Es por ello que asegura no haber percibido ninguna cantidad, pese a que el Tribunal Supremo no parece terminar de creerle.

Por si fuera poco, Hacienda formuló una regularización por la que se dictaron acuerdos de liquidación a estas tres empresas con el objetivo de que Sabina declarara el dinero por el que estaba en el punto de mira. Ahora, el Tribunal Supremo considera que "no se fundamenta suficientemente que concurren alguno o algunos de los presupuestos que permiten apreciar el interés casaciones objetivo y la conveniencia de un pronunciamiento" de la Sala en cuestión. Es decir, ahora el futuro de Joaquín Sabina, al menos en términos económicos, depende de la Justicia.