Una diseñadora única solo podría tener un hogar acorde a su característico estilo. Entrar en la casa de Ágatha Ruiz de la Prada es sumergirse en un auténtico universo de color. Un vibrante mundo paralelo que, en ocasiones, resulta hipnótico. Este espacioso y luminoso ático de más de 400 metros cuadrados con terraza está situado en el centro de Madrid. Posee su inconfundible sello en el que abundan las rayas, los corazones y las piezas de artes. ¡Pasen y vean!
La casa está totalmente agathizada, un término que acostumbra a utilizar la empresaria para definir aquello que ha pasado por sus manos. Los muebles de diseño propio se funden con piezas de estilo clásico. Y las enormes estanterías repletas de libros han adoptado un cariz muy divertido teñidas de colores. Las rayas diagonales en el suelo en colores potentes crean un hogar singular como pocos, también muy alegre. Las zonas se dividen en rayas diagonales en color blanco y rosa, también en tonos verdes y azules. Uno de los principales salones lo ha cubierto de blanco y amarillo y su chimenea, antes clásica, está pintada en dorada.
Un hogar explosivo
Alfombras llamativas, sillas con formas, sofás estilo corazón, butacas de estrella... La casa es tremendamente atrevida. Los diseños de Ágatha Ruiz de la Prada se unen a distintas obras de arte que ha adquirido a lo largo de los años en la feria ARCO. Entre las piezas contemporánea que tiene en su hogar se encuentran obras del pintor y escultor alemán Peter Zimmermann o de la artista japonesa Yayoi Kusama. Su dormitorio también responde a su fiel y característico estilo. El cabecero está diseñado por ella con su inconfundible corazón a juego con las mesillas. Cuadros, láminas, fotografías... añaden más color a las distintas estancias.
Se trata de una casa que perteneció al escritor José Luis de Vilallonga que la empresaria adquirió hace más de veinte años. Un gran ático que ha tenido tres importantes reformas, tal y como contó Ágatha Ruiz de la Prada a la revista AD en 2018. La última transformación se produjo hace tan solo cuatro años cuando se divorció del periodista Pedro J. Ramírez con quien llevaba tres décadas unida sentimentalmente y es el padre de sus dos hijos, Cósima y Tristán. Fue entonces cuando pintó los suelos de distintos colores con líneas diagonales delimitando los distintos espacios de este singular hogar.
"Ahora estoy más libre y hago otras cosas. Estoy más natural. Salgo todas las noches. Ahora todo me divierte, como que vibro más con las cosas. Ha sido un año muy emocionante. Primero fue desagradable, pero me di cuenta que todo era muy bestia y yo no quería quedarme colgada como mi tía Carmen, que se quedó colgada 30 años tras su divorcio", afirmó Ágatha Ruiz de la Prada en una de sus primeras entrevistas tras su divorcio en 'El Hormiguero'.