Anabel Pantoja está disfrutando después de cuatro años de la Semana Santa de Sevilla. Este pasado lunes no dudaba en pasar el día en el centro de Sevilla para ver la Hermandad de San Gonzalo. Sin embargo, no dudó en hacer un parón para comer en uno de los restaurantes más conocidos de la capital. Mariatrifulca, que se encuentra en el Puente de Triana, y es el lugar al que muchos famosos acuden cada fin de semana, ya que desde su terraza se ve toda la ciudad.La que fuera colaboradora de 'Sálvame' no ha dudado en visitar este lugar ahora que está pasando unos días en Sevilla. Lo ha hecho acompañada de unos amigos y de su madre, Merchi, que ha preferido pasar desapercibida y no encontrarse con la prensa. A la salida del local, Anabel se ha parado con las cámaras, a las que ha hecho saber que no va a decir nada por recomendación de su psicóloga. La sobrina de Isabel Pantoja ha desvelado, para sorpresa de todos, que está en tratamiento psicológico: "Sí, claro". Y que por ese motivo, no quiere hablar de su expareja con los medios de comunicación: "No, y no quiero saberlo porque mi psicóloga me ha dicho que no me contaminéis con cosas de esas. De verdad, no voy a pronunciarme en eso. Mi psicóloga me ha dicho que no lo haga", ha declarado rotunda y entre risas.

La 'influencer' desvela la recomendación que le ha dado su psicóloga

Vídeo: Europa Press.

Vídeo: Europa Press.Para su ex pareja, que tiene previsto hablar públicamente esta misma semana, tiene buenas palabra: "Estoy bien. Le deseo a todo el mundo felicidad". Ahora está en un punto donde solo quiere vivir. "Al final, la vida solo es una. Si no se disfruta y está amargado, pensando no hablo de Yulen, hablao de la gente...". No deja tampoco que este final arruine todo y lo dice muy segura: "No, no. No pienso que salga nadie rana". Solo quería volver con sus amigos y continuar su estancia en Sevilla. No aviva ninguna polémica y no piensa entrar en nada de eso. El hecho de que se pueda pensar que su relación ha terminado por algo como la dieta de cada uno no lo comprende y le enfada. "Es muy infantil y muy triste. Es absurdo lo que me estás preguntando". De hecho reconoce que "es un ser estupendo" y que no quiere oir más esas preguntas "absurdas".