Durante casi veinticinco años Enrique Ponce (52) y Paloma Cuevas (51) fueron el matrimonio perfecto, hasta llegar a una separación (SEMANA la anunció en exclusiva en julio de 2020) que hizo correr ríos de tinta, por inesperada y por la forma de gestionarla del torero. Siempre discreto, Ponce no tuvo problemas en aparecer, casi al mismo tiempo que se conocía la ruptura de su matrimonio, dando rienda suelta a su pasión junto a su nuevo amor, una jovencísima Ana Soria.


Pero antes de ese traumático final, entre Enrique y Paloma hubo un inicio digno del mejor argumento de una novela romántica que podría haber escrito Jane Austen: un chico que desde niño soñó con ser estrella del toreo se enamora de la hija de uno de los hombres más poderosos de mundo taurino... El joven humilde con un sueño, luchador y hecho a sí mismo, cae rendido ante la bella joven de "familia bien" criada entre algodones.  El cuento de hadas estaba servido.

 
Como no podía ser de otra manera dado el mundo al que pertenecen los dos, la historia de amor tuvo su germen en una plaza de toros, aunque debió pasar un tiempo antes de que el diestro valenciano se atreviera a dar el paso de conquistar a la hija de Victoriano Valencia, uno de los apoderados y empresarios taurinos más importantes de nuestro país.

Carmina Ordóñez

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El primer encuentro de Paloma Cuevas y Enrique Ponce

Las vidas de Enrique y Paloma se cruzaron por primera vez en la plaza de toros de Almería, donde él toreaba una novillada. Pero aquello no fue más que un breve cruce de miradas.

Tuvo que pasar un año, hasta que en la primavera de 1992, y convertido ya en matador, Enrique volvió a coincidir con Paloma y los padres de ella en el restaurante del hotel La Perdiz de La Carolina (Jaén). Nada más verla entrar por la puerta del local no pudo apartar la mirada de la belleza cordobesa de 19 años y preguntó a los miembros de su cuadrilla con los que estaba comiendo "¿Quién es esa chavala tan guapa?". El flechazo estaba servido.

El apoderado de Ponce, que conocía a Victoriano Valencia y a su familia, les presentó y desde ese momento no pudo apartar de su pensamiento a la joven.

Las primeras palabras y el teléfono en Cali (Colombia)

El azar hizo que en la Navidad de ese año volvieran a coincidir en Cali (Colombia), donde Enrique toreaba y Paloma había acompañado a su padre, que entonces era apoderado de José Ortega Cano. Allí, ya pudieron hablar y el valenciano se atrevió a pedirle el número de teléfono. Un número que no utilizó hasta marzo de 1993 cuando concertaron su primera cita para comer en Madrid.

Paloma Cuevas y Enrique Ponce

Paloma Cuevas y Enrique Ponce, en 1994, en una de sus salidas cuando comenzaban su noviazgo.

Gtres

Paloma estudiaba entonces Empresariales en Boston y Enrique no dejaba de torear, por lo que los primeros pasos del romance los vivieron en la distancia. Poco a poco fueron consolidando ese amor (el primero para ambos) en otros encuentros con discretas salidas cada vez que ella viajaba a España. Un idilio que se coció a juego lento, con la aprobación del padre de Paloma, quien aunque en un principio se mostró preocupado por las intenciones de Ponce con su hija y le comentó que para tontear había otras chicas, la respuesta que recibió no pudo ser más convincente: "Maestro, voy con la mejor de las intenciones, porque quiero que llegue a ser la madre de mis hijos".
La relación entre suegro y yerno fue excelente durante todos los años, e incluso Victoriano Valencia se convirtió en su apoderado

La gran boda de Paloma Cuevas y Enrique Ponce

Jóvenes, guapos, ricos (él ya se había convertido en uno de los toreros más aclamados y llegaría a ser el número uno del escalafón), el broche de oro a ese amor fue la gran boda celebrada en la Catedral de Sevilla el 25 de octubre de 1996, ante más de un millar de invitados del mundo del toro, artistas y la alta sociedad. Entre ellos, Eugenia Martínez de Irujo con su entonces pareja Miguel Báez "El Litri"; Francisco Rivera (que no podía ocultar su malestar al ver a su ex junto al torero) o Terelu Campos, a quien en aquella época se la relacionaba con el torero José María Manzanares, también presente en la boda.Tras la ceremonia religiosa se celebró el banquete en el restaurante Devesa Gardens de El Saler.

Paloma Cuevas y Enrique Ponce

Paloma y Enrique se casaron en 1996 en la catedral de Valencia.

Gtres

Paloma fue una novia clásica, con un vestido confeccionado en tafetán de seda, las mangas bordadas recuperadas del vestido de novia de su madre, al igual que el polisón, y una cola de cuatro metros ribeteada con un volante de organza bordada. de la diseñadora nupcial Chus Basaldúa. Completó el look con unos pendientes de perlas y brillantes de su abuela. 

Ponce y Cuevas: El matrimonio feliz y perfecto

Después del 'sí, quiero' continuaron los años de amor y rosas. Seguían siendo la pareja perfecta, muy enamorados y cómplices. Fijaron su hogar en la finca La Cetrina, situada en Navas de San Juan (Jaén). Allí criaron a sus dos hijas, que nacieron en 2008 y 2012, y mientras Ponce seguía con sus triunfos por las plazas de todo el mundo, Paloma también se ocupaba de llevar el negocio de la producción del aceite de oliva en la finca y era imagen de alguna marca publicitaria.

Paloma Cuevas y Enrique Ponce

Durante muchos años, Paloma Cuevas y Enrique Ponce fueron la imagen de la pareja perfecta.

Semana

Siempre impecable, elegante, discreta, glamurosa, sin decir una palabra de más, ni generar polémica, Paloma Cuevas se convirtió en un referente entre las mujeres de la alta sociedad, y junto a Enrique Ponce en la presencia imprescindible en algunas de las fiestas más exclusivas que se celebraban en nuestro país. Y así pasaron los años, dando la imagen del matrimonio ideal y tan enamorado como el primer día: "Soy muy afortunado de haber encontrado en mi camino una mujer como Paloma. Ha sido vital en mi vida personal y profesional", declaraba el torero en una entrevista en televisión en 2005

Y años después continuaba haciendo público ese mismo amor para felicitar a su esposa en un aniversario de boda: "Han pasado los años pero el tiempo no ha podido hacer que pase lo nuestro. Gracias a ti, que me enseñaste a "crecer" como persona y también como torero".

Carmina Ordóñez leyendo la revista SEMANA

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La nueva vida sentimental del exmatrimonio

Sin embargo, no hay mal (y parece que tampoco amor) que cien años dure. Hoy sus vidas transcurren por caminos separados y ya nada queda de ese amor que nació cuando apenas habían cumplido los 20 años y transitó durante décadas por el aparente camino de la perfección más absoluta.

Pero el destino es caprichoso y Paloma Cuevas ha vuelto a encontrar el amor al lado de Luis Miguel, íntimo amigo del matrimonio en su mejor época, que pasó grandes veladas con ellos en la finca jienense. Incluso hay informaciones que aseguran que fue la propia Paloma quien presentó a su amiga Genoveva Casanova al cantante, con el que vivió un pequeño idilio. Aunque el Sol de México siempre sintió una gran admiración por Paloma que acabó transformándose en amor. 

Paloma Cuevas y Enrique Ponce

En julio de 2020 SEMANA anunció en exclusiva la separación del matrimonio.

Gtres

Por su parte, Enrique Ponce sigue su noviazgo con Ana Soria. Eso sí, viviendo una relación mucho más tranquila y discreta que aquellos inicios en los que las imágenes de la pareja disfrutando de su primer verano juntos con apasionados besos y juegos en el mar sorprendieron a toda España.